domingo, 10 de junio de 2007

La guerra del anillo

Caja del juego

La guerra del anillo es un excelente juego de tablero para 2 a 4 jugadores que recrea los hechos de la trilogía de "El señor de los anillos", y permite a los jugadores ponerse en la piel de la Compañía, en su desesperada lucha por destruir el Anillo Único, o de los pérfidos Sauron y Saruman, en su afán por arrasar la Tierra Media.

Las facciones en el juego son, por la parte de los buenos, Rohan, Gondor, los elfos, los enanos y los hombres del Norte, y por el lado malvado están Mordor, Isengard y los hombres del sur y del este, cada uno con sus tropas y sus emplazamientos en el mapa, y por otra parte están los personajes, que son la Compañía (Frodo, Trancos, Gandalf y demás), cuyo objetivo es llevar el Anillo al Monte del Destino o ayudar en las batallas, y también están Saruman, el Rey Brujo y la Boca de Sauron, para dar caña a los pueblos libres.

Hay dos formas de alzarse con la victoria. Por una parte está la victoria militar, que consiste en alcanzar 10 puntos de victoria para el malo y 4 para el bueno, aunque pese a lo que pueda parecer, es muy difícil para los buenos ganar militarmente, puesto que la superioridad militar de las fuerzas oscuras es aplastante, maximizada por el detalle de que su potencial de tropas es ilimitado, y para los buenos cada baja sufrida es una tropa que nunca vuelve al juego. Y además, a ver quién es el guapo que se pone a invadir Mordor con el calor que hace en esta época del año.

La otra posibilidad es ganar por anillo, por la cual los buenos ganan si Frodo llega al volcán y arroja el artefacto a la lava, y los malos se hacen con la victoria si el Anillo corrompe a Frodo. Para ello, hay una acción que tienen los buenos que es mover a la Compañía, que sirve para acercar a Frodo a Mordor, lo cual es aparentemente la mejor de las opciones, pero hay que ser cauteloso, pues cuanto más avance más crece el peligro de ser descubierto, y centrarse demasiado en el anillo supone no destinar recursos a defenderse de las constantes e incansables incursiones de los ejércitos oscuros.

El sistema de juego se compone de unos dados especiales, que en lugar de números muestran unos iconos que sirven para realizar determinadas acciones. Es decir, para reclutar tropas hay que gastar un dado en que haya salido el icono que posibilita la acción reclutar. Los dados se tiran cada turno, y cada facción tiene los suyos, teniendo más el malo, que para algo es el malo, aunque sacar personajes especiales (Gandalf el blanco, al Rey Brujo, etc...) concede dados adicionales, lo cual suele ser vital.
Las figuras del juego

El juego, como la mayoría de los que publica la casa Fantasy Flight, tiene un material muy bien cuidado, con un mapa muy bonito, cartas de buena calidad, y las figuras, pues basta con ver la foto (ojo, que vienen sin pintar)

Como pegas, que a veces el tablero tiene las casillas demasiado pequeñas y las figuritas no caben, la que suelen organizarse ejércitos bastante numerosos y es imposible ponerlos en el mapa, con lo que hay que andar buscando fórmulas alternativas, que pueden resultar confusas.

Otro punto que puede resultar negativo para muchos amantes de la estrategia es el exceso de aleatoriedad, ya que entre cartas y dados, el juego muchas veces se convierte en una puñetera lotería, en la que el que el azar cobra un papel importantísimo, y en el que una estrategia brillante puede irse al carajo porque los señores dados no se dignan a ofrecer un resultado siquiera decente. Aunque pese a todo, si un jugador juega mucho mejor que el otro, lo más probable será que le gane, por mal que se le pongan las cosas.

Lo divertido del jugo, sin duda, es que recrea muy bien el espíritu de las novelas y películas, con la desesperada lucha contrarreloj de los buenos, librando una guerra de antemano perdida, y todos los detalles, como el ataque Ent a Isengard, las batallas de Helm y Minas Tirith, o la aparición de Gollum cuando se rompe la compañía, pero sobre todo, lo más divertido, y lo que a mí me encanta, es que aunque el juego está orientado a que los hechos se sucedan de forma más o menos histórica, es perfectamente posible fumarse la historia y que pasen cosas como que Legolas sea devorado por Ella-la-araña, que Boromir sobreviva, o que los corsarios de Umbar tomen los Puertos Grises.

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