De la fauna que puebla el mostrador, hoy voy a hablar de un especimen que suele provocar reacciones entre la estupefacción, la impotencia y a veces la risa, sin olvidar una especie de postrera vergüenza al darme cuenta de cuántas veces habré cometido (y cometeré) yo ese mismo error. Hablo del usuario listillo, el sabelotodo, o mejor dicho creequelosabetodo, que se presenta en el mostrador con ínfulas de grandeza, creyendo saber, y sin darse cuenta de que para ciertas cosas "casisaberlas" es peor que no tener ni idea.
Ya conté el otro día la desgarradora historia de quien me exigía que le pusiera por escrito, en atención a sus estudios, cosas que ya tenía, a la vez que hablaba de deudas que "prescinden", pues bien, parece ser la moda, ya que hoy ha venido otro al mostrador, cuya carta de presentación era decir "eh, que soy licenciado en Derecho".
Superada la impresión que me causaba ver a uno de esos seres mitológicos, pues yo siempre pensé que los licenciados en Derecho eran cosas de cuentos, fabulosas quimeras para asustar a los niños, se había quedado fantaseando con la idea de que yo pudiera ser uno de ellos. Pero bueno, yo licenciado en Derecho, qué megalómana utopía, qué sueño tan imposible.. qué difícil es morderse la lengua en determinadas ocasiones, ¿verdad?
El tipo en cuestión venía indignado, a cuenta de un cobro indebido, quejándose de que recurrió, y que sin haber sido notificada la resolución al recurso, se lo habían empezado a pasar ya, y que era ilegal, ya que no le habían notificado, y que él como licenciado en Derecho sabía que no se podía hacer.
Jocoso. En primer lugar, omitía el detalle de que ya había recurrido, pero al ver que eso aparecía en pantalla, ha tenido que admitirlo, si bien seguía en sus trece, "si no me notifican la contestación al recurso no vale, y no me ha llegado ninguna carta". Mi respuesta no podía ser otra que "ya, ¿y el Boletín Oficial no lo has mirado?" (y no creo que haga falta ser magistrado del Supremo para saber que cuando la notificación no se puede practicar, vale la publicación en el Boletín). Poco a poco iba reculando, aunque aún lanzaba alguna dentellada, ya que él no tenía, claro, la obligación de andar mirando el Boletín.
Ya, claro, comprendo. No obstante, me he permitido recordarle que "como ya sabrás", el silencio administrativo (que no te contesten en plazo), en el caso de los recursos de reposición (era el caso) es negativo (es decir, que si no te contestan es que nanay), y también le he tenido que recordar que, como sin duda él sabría, que el plazo de contestar a ese recurso, era de un mes, y no tres.
Y admito que no he podido experimentar un pequeño placer sádico, como tampoco he podido evitar acordarme de que siendo abogado yo también metí alguna zarpa por el estilo. Al menos con la experiencia he aprendido una cosa que entonces no sabía, y que es muy importante: no tengo ni pajolera idea de Leyes, pero al menos ahora lo sé.
Very good!
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