Telefónica te abla... nda el cerebro.
Estaba yo ayer a la tarde dedicándome ufano a mis quehaceres cuando mi paz se vio perturbada por una llamada telefónica, que respondió a mi “Bai?” con una voz melodiosa y amable, presentándose como Ana, y refiriendo trabajar para telefónica, preguntando aquello de “¿podría hablar con el responsable de la empresa?”
Haciendo gala de la diplomacia que me caracteriza le respondidí, con la amabilidad que el puesto requiere, “esto es Gobierno Vasco, como no quiera que le pase con el Lehendakari…”
Lamentablemente no disponía en ese momento de la extensión de Juan José, y además supuse que tendría cosas mejores que hacer, así que educadamente me despedí de la proba comercial y tras colgar fui víctima de un ataque de risa que todavía me dura.
Como llamen alguna vez preguntando por el hombre de la casa o similares, no respondo de la sonoridad de mis carcajadas.
Lamentablemente no disponía en ese momento de la extensión de Juan José, y además supuse que tendría cosas mejores que hacer, así que educadamente me despedí de la proba comercial y tras colgar fui víctima de un ataque de risa que todavía me dura.
Como llamen alguna vez preguntando por el hombre de la casa o similares, no respondo de la sonoridad de mis carcajadas.
Y no menos graciosa fue la respuesta de unacompañera cuando leyó el mail que envié contando lo ocurrido:
Al funcionario ejemplar:
Sirvan estas líneas para felicitarle por la rapidez de reflejos demostrada (y por su atinada respuesta) ante una pregunta tan desconcertante y poco usual en la administración, como es: ¿podría hablar con el representante de la empresa?
Ya que, por aquello de contestar con propiedad, bien podría haber empezado a cavilar si el Jaurlaritza es una empresa u otra cosa; en el caso de que fuera una empresa, a qué representante debería pasarle la llamada: al legal, al comercial, al de asuntos varios (que en el Jaurlaritza se llama Fulanito y cuya extensión es xxx).
No, usted, funcionario rápido y cumplidor, va directamente a la cabeza, es decir, al presidente (que ya sabemos todos que es el que no se ocupa de los asuntos domésticos de cualquier organización) y se quita el “cuidao” de un plumazo.
Entiendo sus risotadas de orgullo y complacencia consigo mismo, en menos de un mes ha conseguido captar la esencia de la más pura tradición del funcionario público.
Le animo desde aquí a no desfallecer, a seguir entrenando, para que cuando le llamen preguntado por el cabeza de familia, la respuesta llegue a ser la re……
Una admiradora.
Vamos que os tocais tanto los huevos que teneis tiempo de comentaros estas cosillas por email.
ResponderEliminarYo tambien quiero ser funcionario!!!!
Un abrazo ;)