Ya estoy de regreso en mi casita. A España volví ayer, pero el avión nos dejaba en Madrid y aprovechamos para hacer un alto en el camino, hacer un par de visitas y alojarnos en casa de Aitor en Valdemoro, así que hoy doy por terminado el periplo.
Por suerte este ordenador sí tiene un teclado con acentos, así que no tendré que eludir ciertas formas verbales y podré llamar avión al aeronave (que si no esto iba a parecer un capítulo de "Casadores de leyendas")
Y bueno, a lo que iba. El sábado, tras hacer la entrada del blog, nos fuimos de nuevo a Amsterdam, donde cogimos entradas para el museo de cera Madamme Tussaud (como el de Londres pero en pequeño) y como es obvio nos metimos en el museo. Un museo pequeñito pero muy divertido, donde hicimos unas buenas risas y algunas fotos muy gamberras (tanto que algún día dedicaré una entrada al museo) Después nos dimos un garbeo por las calles de Amsterdam y sus canales, y pudimos ver, entre otras cosas, la comunidad de las beguinas, una especie de "convento de protección oficial", que no es que sea gran cosa, pero sí tiene cierta gracia el cómo entramos. Estábamos sentados descansando en una plaza, y vimos una puerta de la que salía mucha gente, y de vez en cuándo alguno entraba, y en aquel momento nuestra curiosidad superó nuestro sentido de la discreción, así que como buenos latinos nos metimos, y una vez dentro supimos, gracias a unos turistas españoles que había por ahí, lo que era. Por si algún vago no ha pinchado el enlace, resumo, aquello era una especie de barrio hecho en su día por unas monjas, y era una barriada dedicada a la vida tranquila y en reposo, aunque estaba habilitado para ser visto por turistas. (aunque eso no obsta a que nos hubiéramos colado igual aunque hubieran sido unas instalaciones secretas del Gobierno)
Luego nos fuimos a un museo de la tortura, bastante soso, y al caer la noche nos dimos otro paseo por el barrio rojo, o como lo llamábamos coloquialmente, el zoo, ya que era bastante pintoresco ver, por una parte todo el tinglado de las prostitutas, los escaparates, las luces rojas... y cómo por ahí pasea la gente con total tranquilidad, familias, grupos de turistas, gente predicando la Biblia (sic) en feliz armonía y convivencia.
Luego nos pasamos un rato por la zona de ambiente, pero como estábamos dos y sobrios, tampoco daba la cosa para mucho, y encima el último tren era a las 0:35, y no era plan de estar deambulando hasta las 6 de la mañana, que era el primero.
Y ahí llegó nuestra mini-odisea. Resulta que el sistema de trenes de Holanda, aunque eficaz y puntual es terriblemente cáótico, amén de insultantemente caro, y los trenes salen de andenes diferentes según el día que sea, y encima tienes andenes "a" y "b", lo cual multiplica las opciones de perderse, y suerte que fuimos con tiempo, ya que por más que deambulábamos y preguntábamos a todo el personal civil, milutar y religioso de la zona dónde narices se cogía el tren de Hoorn, nadie sabía decirnos nada, y además, algunos insistían en mandarnos al tren de Haarlem, y me tocaba deletrearlo. Al final hubo suerte y pudimos cogerlo, aunque por los pelos, y tras haber estado casi 40 minutos a vueltas por la estación.
El domingo ya fue un día más tranquilito, y nos fuimos con mis primos a ver uno de los diques que forman esa maravilla de la ingeniería que son los Países Bajos, a la par que pudimos ver el encanto más rural de pueblos como Hoorn y Enkhuizen, que contrastan con el bullicio cosmopolita y urbano de Amsterdam.
En resumen, un viaje muy agradable, en una ciudad que me encanta y un país con unos paisajes y una arquitectura que enamora a la vista. Volveré.
Solo hubiese faltado que comprarais las entradas del museo de cera y no entrarais, si es que....
ResponderEliminarLa verdad es que lo de los diques parece una tonteria pero es la releche. Me imagino que tus primos ya os explicarian lo de que hay unas bombas que pasan el agua que hay en "tierra" al mar, y asi van ganandole terreno a este.
Algunos diques tienen que reformarlos cada x años porque aunque no lo parezca la presion a la que son sometidos es brutal.
Pero lo que llama la atencion es que algunos son del siglo XIX (creo recordar)
¿Y el queso que? ¿Probasteis? El Edam ahumado estaba cojonudo, sabia a salchicha, creo que es lo que mas me gusto de alli.
Seguro que alguna de las putillas que visteis eran travelos y no os disteis cuenta, si no te fijabas en el cuello no lo veias.
Y la zona de las gordas viejas? Increible macho, señoras de 50 y 60 años y mas de 100kg en esos escaparates tan pequeñajos.
Cuenta jodido, cuenta ;)
El tema del barrio rojo es bastante pintoresco pero, teniendo en cuenta el fresquito que hace por esas latitudes es lógicamente comprensible. Uno se dice :"Pero que listas son estas putillas!" Pues no. No es que sean listas. Es que es lo normal. Si teneis ocasion de ir a Gante (Bélgica) vereis que el formato escaparate también es lo usual.
ResponderEliminarSaludos,
Omacia