martes, 22 de abril de 2008

¿Conferencia internacional de economía?

Los padres de la criatura

Fibanc es una entidad financiera en la que tengo, admito que de forma satisfactoria, mis ahorros, y hasta ahora siempre me han dado buen resultado. Me han sabido asesorar bien y es cierto que cuando he metido dinero ahí me ha dado buen rendimiento. Tal vez no sean los mejores, pero me va bien, y de vez en cuando mis cuatro perras ahorradas tienen su particular camada de pequeños beneficios.

La confianza es un valor importante a la hora de meter el dinero en un sitio que no sea el calcetín, y el hecho de que la consultora fuera compañera mía de master siempre me dio esa confianza, y por eso me suelo fiar de sus consejos, que por algo es la experta, y acepté la invitación de asistir a una conferencia que se celebraba ayer en el Hotel Carlton de Bilbao.

Dicha conferencia iba a ser la presentación de un acuerdo de cooperación entre Mediolanum (grupo al que pertenece Fibanc) y las importantes Blackrock, JP Morgan y Morgan&Stanley, y de paso una interesante aproximación a la economía mundial y las oportunidades de inversión. Una conferencia que se celebraba en Milan y se retransmitía simultaneamente para varios países, con varias de las cabezas pensantes de esto de hacer que papá dinero ponga una semillita en mamá dinero y...

Pero lo que me encuentro ahí es con una tediosa sesión de teletienda, una exhibición autofelatoria de varios señores trajeados presumiendo de cifras y volúmenes de ventas, al más puro estilo show de la RAI (hasta Berlusconi estaba por ahí) con información tan útil como un ventilador en medio de un tornado, y de la cual solo se extrae un único "consejo", que es el de "cuando el mercado está bajo es el momento de invertir".

A lo mejor es que me infravaloro y yo también soy un experto en economía de índole mundial, pero debo manifestar, sin miedo a parecer pretencioso, que eso ya se me había ocurrido a mí solito.

La "conferencia" esta resultó ser un insulto a la inteligencia, y los propios comerciales de Fibanc, los de Bilbao, estaban que no sabían ni a dónde mirar, ya que los primeros sorprendidos eran ellos, y flaco favor les hacía semejante patochada. Yo por mi parte, haré como que no vi nada ayer, ya que mi primer impulso al acabar la chapa, o incluso antes, fue el de sacar todo mi dinero de ahí y salir corriendo.

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