Este fin de semana ha sido largo debido a que el viernes tenía día libre, día que aproveché para quedarme en casa toda la mañana y tarde, y hacer algo de limpieza, y bueno, ver algún que otro capitulillo de Perdidos (puedo dejarlo cuando quiera) y a la noche recibir la visita de los amigos que vinieron a emborracharse a la cocina y luego irse de fiesta, trámite al que no les acompañé, ya que la pereza pudo conmigo, y como ya dije, me apetecía quedarme todo el día en casa.
El sábado fue algo más dinámico, ya que por la tarde nos fuimos al puerto deportivo de Getxo a pasar la ídem, y hacer el tipo de cosas que la gente normal haría, como tomar un helado y sentarse a la terraza a charlar, aunque como buenos frikis, también haciendo el tipo de cosas no tan convencionales como jugar al "Sí, señor oscuro", o al Coloreto (un juego de cartas simple pero divertido), con visita al salón recreativo donde vi una curiosa máquina arcade de... Mario Kart.
A la noche tocaba Santurtzi, localidad donde se celebraban las fiestas y donde estuve un rato con la cuadrilla Arbolantxil, de la que me desmarqué pronto, dado que teníamos kedada de la Piña de Basket, donde estuvimos brindando en honor a nuestro Pollo Olímpico, Marko Banic, que se clasificó, tras derrotar a Alemania, para jugar con la selección de Croacia los J.J.O.O. de China. Estuvimos hasta cosa de las 5 de la mañana, aunque logré mantener, a diferencia del fin de semana pasado, la sobriedad.
El domingo otra reunión, una comida con La Cuadrilla (los amigos del instituto, que hace mucho que no salimos todos juntos y nos vemos de ciento en viento, pero no por eso dejaré de considerarlos siempre mi cuadrilla), un opíparo festín, donde nos pusimos hasta las patas de comer.
Por la tarde me pasé por Kingdom, la tienda de Sarriko, donde tenían tarde de juegos, y aproveché para ver a la gente habitual de este tipo de eventos y echar alguna partidilla de algo, hasta que llegaron las 20:00, hora a la que había quedado para tomar algo con la gente del Quasar, y nos fuimos al irlandés de Deusto, donde ponen unos destornilladores muy recomendables (no soy muy de destornilladores, pero los de ahí están cojonudos) de donde salí con la mandíbula desencajada de tanto reir y, para qué negarlo, algo mareado. Pero la culpa no es mía, yo estaba inocentemente sentado a la mesa y me ponían destornilladores delante, yo no quería...
Y bueno, eso es cuanto ha dado de sí el fin de semana.
Pues para no querer... te pimplaste 3 destornis en el rato que estuve yo ;-P
ResponderEliminarPues eso, que me corrompéis.
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