Hace ya bastante tiempo que tenía pendiente contar esto en el blog, otra de tantas batallitas en el ámbito de mi búsqueda activa de empleo, y además mi primer trabajo de verdad, con contrato, nómina, Seguridad Social, y toda esa parafernalia que la abogacía me negaba. Es además, por la parte que importa a este blog, una fuente de historietas, ya que el trabajo en banca, de cara al público, trae siempre estas cosillas tan incómodas en el momento, pero tan divertidas de contar a posteriori.
Lo cierto es que la BBK, aunque sí el único exitoso, no fue el único escarceo que tuve con el mundo de la banca, pues hice bastantes pruebas, psicotécnicos, entrevistas, envíos de CV, con otras entidades, todas ellas sin éxito, y esto viene a demostrar que el trabajo viene muchas veces cuando uno menos lo espera.
Aún ni siquiera era abogado, y estaba todavía estudiando el master, y trabajaba como pasante a las órdenes de Don Giuseppe, y no sé muy bien por qué, supongo que por imitar a mis compañeros de clase, presenté mi CV al proceso selectivo que la BBK estaba haciendo. La verdad, a veces todavía me pregunto por qué lo eché, pero el caso es que así fue, y como cumplía los requisitos, me citaron al examen.
En ciertos aspectos aquello se parecía a una oposición, con puntos que valoraban, y exámenes, que por suerte eran el mismo día. Lo cierto es que fui al examen sin ninguna convicción, prácticamente nula, y con pocas horas de sueño, pues el viernes había salido de fiesta y el examen era el sábado por la mañana en mi nada querida universidad de Deusto.
Del temario, ni papa. Se supone que el examen tenía varias pruebas; un psicotécnico, una prueba de euskera, otra de inglés y un test de conocimientos generales.
El psicotécnico recuerdo que fue a la mañana, bastante tarde, se retrasó y terminó a las 3 de la tarde o por ahí, y lo cierto es que no me fue muy complicado. He de decir que estas cosas se me han dado siempre bastante bien, y además, ser un poco avispado me ayudó bastante. En este tipo de ejercicios el problema suele ser el tiempo, pues no hay psicotécnico difícil si no te lo limitan, por lo que era vital exprimir este recurso. El examen en cuestión eran unos cuadernillos, todos ellos con sus correspondientes instrucciones, que explicaban por megafonía. Claro, nada impedía ignorar completamente a la megafonía, leer las instrucciones y empezar antes. En todo caso, aquello me permitió sacar una nota bastante alta, como también una pequeña dosis de picaresca en los ejercicios de cálculo y operaciones matemáticas. No se nos permitía escribir nada que no fuera la respuesta, y no nos facilitaban un papel en el que hacer las operaciones. Pero bueno, un lápiz, una mesa... ¿quién no ha escrito nunca en el pupitre?
La parte de los idiomas, pues sin más, y el test de conocimientos me pareció horrible, difícil y con cosas de las que no había oído hablar en la vida. Me resultaban complicadas las preguntas de cultura general, y hasta las de Derecho, por no hablar de las preguntas sobre economía y finanzas. Ni por asomo pensaba aprobar.
Pero basta que te dé igual un examen para que saques buena nota. Aprobé, y me citaron para la última fase. Varias entrevistas personales y dinámicas de grupo, donde no me fue tan bien. La dinámica ni tan mal, y una de las entrevistas, la que me hicieron en euskera, sin problema, pero la entrevista en castellano fue fatal. El entrevistador era sumamente agresivo y la entrevista más parecía un interrogatorio de Jack Bauer. No me refiero a que el tipo fuera desagradable, ni borde, de hecho era un tío bastante simpático, pero la entrevista era, digamos, hostil. Eso, unido a que yo no tenía muy claro si realmente quería ese trabajo, ya que entre otras cosas implicaba irse un tiempo a vivir fuera, algo para lo que por aquel entonces no me sentía preparado, y bueno, las preguntas me descolocaban totalmente. ¿Qué se responde cuando a uno le preguntan qué dinámica sigue cuando sale con sus amigos los fines de semana?
La verdad, a toro pasado, lo que más me pica de no haber obtenido el trabajo es precisamente lo que más me retraía en su momento, que es el haberme ido fuera, pero a la vez sé que me alegro de que no me cogieran, pues el trabajo de banca comercial es algo que particularmente me horroriza.
Así pues, no pasé el proceso, y yo ya me había olvidado por completo del asunto, y estaba totalmente centrado en el despacho, cuando un día, poco antes de navidades, recibo una llamada telefónica. Era de la BBK, diciendo que aunque no había pasado el proceso, habían tenido en cuenta mi CV y me ofrecían trabajar con ellos en la campaña de la Renta.
Continuará...
Lo cierto es que la BBK, aunque sí el único exitoso, no fue el único escarceo que tuve con el mundo de la banca, pues hice bastantes pruebas, psicotécnicos, entrevistas, envíos de CV, con otras entidades, todas ellas sin éxito, y esto viene a demostrar que el trabajo viene muchas veces cuando uno menos lo espera.
Aún ni siquiera era abogado, y estaba todavía estudiando el master, y trabajaba como pasante a las órdenes de Don Giuseppe, y no sé muy bien por qué, supongo que por imitar a mis compañeros de clase, presenté mi CV al proceso selectivo que la BBK estaba haciendo. La verdad, a veces todavía me pregunto por qué lo eché, pero el caso es que así fue, y como cumplía los requisitos, me citaron al examen.
En ciertos aspectos aquello se parecía a una oposición, con puntos que valoraban, y exámenes, que por suerte eran el mismo día. Lo cierto es que fui al examen sin ninguna convicción, prácticamente nula, y con pocas horas de sueño, pues el viernes había salido de fiesta y el examen era el sábado por la mañana en mi nada querida universidad de Deusto.
Del temario, ni papa. Se supone que el examen tenía varias pruebas; un psicotécnico, una prueba de euskera, otra de inglés y un test de conocimientos generales.
El psicotécnico recuerdo que fue a la mañana, bastante tarde, se retrasó y terminó a las 3 de la tarde o por ahí, y lo cierto es que no me fue muy complicado. He de decir que estas cosas se me han dado siempre bastante bien, y además, ser un poco avispado me ayudó bastante. En este tipo de ejercicios el problema suele ser el tiempo, pues no hay psicotécnico difícil si no te lo limitan, por lo que era vital exprimir este recurso. El examen en cuestión eran unos cuadernillos, todos ellos con sus correspondientes instrucciones, que explicaban por megafonía. Claro, nada impedía ignorar completamente a la megafonía, leer las instrucciones y empezar antes. En todo caso, aquello me permitió sacar una nota bastante alta, como también una pequeña dosis de picaresca en los ejercicios de cálculo y operaciones matemáticas. No se nos permitía escribir nada que no fuera la respuesta, y no nos facilitaban un papel en el que hacer las operaciones. Pero bueno, un lápiz, una mesa... ¿quién no ha escrito nunca en el pupitre?
La parte de los idiomas, pues sin más, y el test de conocimientos me pareció horrible, difícil y con cosas de las que no había oído hablar en la vida. Me resultaban complicadas las preguntas de cultura general, y hasta las de Derecho, por no hablar de las preguntas sobre economía y finanzas. Ni por asomo pensaba aprobar.
Pero basta que te dé igual un examen para que saques buena nota. Aprobé, y me citaron para la última fase. Varias entrevistas personales y dinámicas de grupo, donde no me fue tan bien. La dinámica ni tan mal, y una de las entrevistas, la que me hicieron en euskera, sin problema, pero la entrevista en castellano fue fatal. El entrevistador era sumamente agresivo y la entrevista más parecía un interrogatorio de Jack Bauer. No me refiero a que el tipo fuera desagradable, ni borde, de hecho era un tío bastante simpático, pero la entrevista era, digamos, hostil. Eso, unido a que yo no tenía muy claro si realmente quería ese trabajo, ya que entre otras cosas implicaba irse un tiempo a vivir fuera, algo para lo que por aquel entonces no me sentía preparado, y bueno, las preguntas me descolocaban totalmente. ¿Qué se responde cuando a uno le preguntan qué dinámica sigue cuando sale con sus amigos los fines de semana?
La verdad, a toro pasado, lo que más me pica de no haber obtenido el trabajo es precisamente lo que más me retraía en su momento, que es el haberme ido fuera, pero a la vez sé que me alegro de que no me cogieran, pues el trabajo de banca comercial es algo que particularmente me horroriza.
Así pues, no pasé el proceso, y yo ya me había olvidado por completo del asunto, y estaba totalmente centrado en el despacho, cuando un día, poco antes de navidades, recibo una llamada telefónica. Era de la BBK, diciendo que aunque no había pasado el proceso, habían tenido en cuenta mi CV y me ofrecían trabajar con ellos en la campaña de la Renta.
Continuará...
Yo me acuerdo mucho de las de BBVA, alla en los Madriles.
ResponderEliminarSiempre me han parecido una sarta de chorradas.