miércoles, 26 de agosto de 2009

Vuelta al cole (y al gimnasio)

Los monitores del gimnasio recomiendan beber agua en abundancia

Se va acabando el verano, y aunque las vacaciones formalmente se me acabaron hace ya 9 días, el punto de inflexión que marca el final del periodo es el final de la Semana Grande. El año pasado acabar las fiestas suponía empezar, tímidamente, a estudiar, mientras que este año ha significado el regreso a otra tarea tan o más ardua, pero al menos más satisfactoria, que es el regreso al gimnasio.

En todo agosto había ido solo un par de días, es lo que tiene haber estado fuera medio mes, y que la semana de fiestas ceraran por la tarde, pero es una de esas cosas que si las vas dejando, al final nunca las retomas, y no me he pegado yo mis pechadas gimnásticas y sudores para volver a la situación anterior por dejadez (bastante se resiente el cuerpo por estar un mes sin ir), así que el lunes no, porque iba al cine, pero ayer no perdoné.

O mejor dicho, lo que no me perdonó fue la bicicleta, que ayer casi acaba conmigo, y al final de la clase me costaba mover las piernas, pero hay que acostumbrarse, que hay mucho curso por delante, y los recomienzos siempre son duros. Y bueno, si con el spinning me ha costado, no me quiero imaginar cómo será mi retorno triunfal al Body Pump. Body Pum, me parece que va a ser eso.

Pero bueno, todo sea por no estar en casa, que con el salón inhabilitado por obras, entrar en casa supone encerrarme en mi cuarto, con una desagradable sensación de Deja Vu a hace exactamente un año.

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