Casi recién levantado (es lo que tiene haber llegado a casa a las 6:30 sin haber pegado ojo) procedo a narrar cuanto dio de sí el fin de semana.
La aventura empezaba la madrugada del jueves, con los señores Apo y Diego, rumbo a Madrid en un incómodo autobús (odio viajar en uno que no sea Supra), y ya en Madrid, a temprana hora, tras ser interceptados por Manu, coger el tren para Antequera, donde un taxi nos llevaría al CEULAJ.
Las sensaciones raras, ya que el CEULAJ es como un segundo hogar ya, de todas las veces que he ido, pero curioso el detalle de "no conocemos a nadie", cuando lo habitual suele ser ver caras conocidas. Pero bueno, nos dan las habitaciones, y esta vez hay suerte, individuales y de las buenas, de las de nevera y televisión, y un siestorro, que servidor estaba reventado.
Por la noche, partida de rol en vivo, Torchwood, ambientada en este Spin Off de Dr. Who, en la que me dan un personaje pensado para alguien que conozca la serie, y como lo único que sé del Dr. Who es que cojea y es un borde (¿o eso era el Dr. Doom?), pues estoy más perdido que un pulpo en un garaje, pero bueno, aceptable.
El sábado a la mañana se supone que me toca dirigir partida, pero descubro con horror que en un alarde de inteligencia me he dejado los aparejos en casa, y no puedo llevarla, aunque nada preocupante, puesto que la tónica imperante es que casi ninguna partida se llena, por falta de gente. En TdN los jugadores se pegan por tener plaza, mientras que en Erial los organizadores se pegan por tener jugadores.
Aprovecho que la mañana queda libre para jugar una divertida partida del delirante musical de Jack Black "Tenacious D and the Pick of Destiny", y a la tarde, consigo reunir a 6 jugadores para dirigir mi partida de Galactica. Porque la otra partida de la tarde que iba a jugar se cancela por falta de quorum.
Por la noche nos encontramos con la agradable sorpresa de Cortijo Jurado, una partida de terror ambientada en la Guerra Civil española, con muy buesnos mimbres y un resultado sobresaliente, siendo sin duda lo mejor de las jornadas.
Para no variar, la partida que pensamos dirigir a la noche no se llena, así que nos dedicamos a otra de las actividades imperantes de las jornadas; jugar con las cartitas de Versus.
Domingo, madrugo para dirigir el pase programado de Galáctica, y parece que los Cylon han hecho su trabajo, porque no aparece absolutamente nadie, por lo que decido continuar la secuencia onírica iniciada unas horas antes. Lo que viene siendo dormir como un ceporro.
Por la tarde partidas de Versus hasta la muerte, prisas cuando nos damos cuenta de que tenemos media hora para llegar hasta la estación de tren, aunque el taxista fitipaldi nos planta allí en 10 minutos (personalmente hubiera preferido tardar más y no jugarnos la vida), y una vez en la estación casi cometemos la melonada épica, que es llegar a tiempo y perder el tren.
Me explico, el AVE resulta ser más largo que un día sin pan, y no es ya que tarde poco en ir de Málaga a Madrid, sino que ese mostrenco está a la vez en Málaga y Madrid, y claro, la parte del andén en la que estamos no es la de nuestro vagón, y la parte de ir por dentro la dificulta el que fueran trenes empalmados, y no todos se comunicaran, así que a correr como locos. Por suerte llegamos antes de que cierren el tren, y el viaje prosigue sin más incidentes.
A las 12 de la noche llegamos a Madrid, y esperamos en la estación de autobuses hasta la 1:30, donde cogemos el infernal autobús nocturno, donde no consigo pegar ojo, hasta llegar a casa y caer rendido.
Lo de que la gente pase de jugar al rol en unas jornadas de rol pasa cada vez más, y resulta de lo más inquietante...
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