lunes, 7 de diciembre de 2009

Euskojornadas de Santander: balance.

Klikado, uno de los juegos de las jornadas

Vuelvo de las jornadas, y procedo a narrarlas.

El sábado llegamos por la mañana, y algo de juegos de mesa, para buscar luego algún sitio donde comer, y acabar en el Bocatta, a diferencia del habitual Telepizza, y por la tarde rol en vivo, partida futurista postapocalíptica, sin que nuestros personajes fueran conscientes de ello.

A la noche, más juegos de mesa, cenar pizza y andar hacia el alojamiento gratuito, el gimnasio con las duchas de Saw. Montar colchoneta y prontito a la cama, aunque lo de dormir no fue tarea fácil. No pegué casi ojo en toda la noche.

Como no dormía, era inmune a Cthulhu

Domingo a la mañana, nos obligan a desmontar y vaciar el chiringuito, y no podemos volver hasta la noche, lo que hace que me plantee seriamente la posibilidad de pasar la segunda noche en hotel.

Puedo pasar por dormir en colchoneta, por las duchas cutres y por andar, pero no por montar y desmontar todos los días ni por el frío que me impide dormir, así que pago algo de dinero, y duermo como un pachá.

El día transcurre con más pruebas de la ginkana (hay que revalidar por tercer año el título) y alguna partidilla de mesa, contando con la de Clayorama (que gané) y por la noche, pues cenar, unas risas, tertulia friki, y a la cama, que había sueño acumulado.

Agredido por payaso de metal, -1d6 PG.

Lunes a la mañana, bendito puente. Agradeciendo el haber tenido una cama de verdad y un cuarto de baño de verdad, una partida de rol en vivo (Dragonlance) por la mañana, donde me toca ser... un elfo ¬¬ y a la tarde otra, donde tenemos el atraco a un banco por parte de unos atracadores incompetentes, pero bastante aprovechable, donde me lo paso como un enano.

Y la foto, la brutal agresión de la estatua de un payaso, que nos atacó cuando íbamos a comer. Vale, la versión del payaso será distinta, pero este es mi blog.

Para acabar, ceremonia de clausura, donde nos damos el gustazo de repartir entre el público el premio de haber vuelto a ganar la Ginkana (varios juegos de mesa), demostrando que no estamos por el premio, sino por el mero placer de participar y, ejem, ganar.

Y la vuelta, Santander-Bilbao tiempo récord, una hora.
(Tiempo record para mí, que rara vez había bajado de 1:20)

¡Y el año que viene, a defender otra vez la ginkana para los euskofrikis!

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