sábado, 6 de marzo de 2010

Día de nieve

SnowJokin

Hoy, aun siendo sábado, tocaba madrugón y a las 7 arriba. la razón, parece evidente viendo la foto, que había quedado para ir a esquiar, siendo la estación elegida Alto Campoo, y siendo la primera vez que me dedicaba a tan nevada actividad (¡tortazos asegurados!)

La cosa tenía mala pinta cuando llegamos a la estación y vemos coches bajando, con una niebla que no deja ver casi nada, y nos tememos que cierren las pistas y hayamos hecho el viaje en balde, pero decidimos quedarnos para ver si la cosa mejora (y vaya si lo hizo). Alquilamos los equipos, cogemos el forfait (que va después del wanchufrí) y nos vamos a por las primeras nociones.

Punto uno: aprende a ponerte las botas (literalmente, no me sea nadie malpensado) Sigue, intenta andar cuesta arriba, con los esquíes al hombro, sin juego de tobillos, a lo Robocop. Prosigue, ponte los esquíes.

Ya tienes los esquíes puestos, y te tienes que enfrentar a tu primer descenso. *paf* Al suelo. Y ahí te sientes como una tortuga supina, implorando auxilio para que te ayuden a levantarte. Y te vuelves a tirar. Y te vuelves a ir al suelo, pero esta vez te levantas con un poco más de gracia.

Y vas mejorando, y aprendes a frenar sin que tu culo toque el suelo ni que "frenar" sea sinónimo de "chocar con algo". Y ya le vas cogiendo el gusto, y aunque te caes, consigues hacer tramitos cada vez mejores.

Y llega la hora de la verdad. Los remontes. Las perchas, mi enemigo del día. Quien haya ido a esquiar sabe lo que son, para los no iniciados lo explico. En esencia es una barra vertical que te arrastra hacia arriba para que no tengas que ir andando, y en la que tienes que tener cuidado de poner los esquíes correctamente, y de no hacer peso hacia abajo (¿Entiendes, eh, Jokin?) so pena de caerte con el primer tirón.

Pero tras un par de patéticos intentos he aprendido a subir, y salvo un bache malvado que me ha traicionado en una de las subidas, ya no me he vuelto a caer subiendo.

Claro que, bajando es otra cosa. Te ves ahí arriba y una cuesta abajo impresionante. Sabes que puedes alcanzar velocidad, pero con cuidado de frenar. Y el recital de golpes y caídas hace su aparición, y aunque muchísimas menos de las que me habría imaginado, ahí han estado. Por suerte se iban haciendo cada vez más infrecuentes a medida que avanzaba la tarde, llegando incluso a hacer la pista sin caídas.

Pero los golpes ahí estaban, así que balance de magulladuras: rodilla derecha, codo izquierdo y muñeca izquierda (aquí sí pensaba en el momento que me había hecho algo, pero por suerte no era difícil encontrar hielo para aplicar)

Y con el cuerpo molido, como si me hubieran dado una paliza, nos hemos batido en retirada hacia Bilbao. Día divertido.

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