Desde tierras muy orientales escribo, mediante escriba, la entrada.
Toca esperar estoicamente, y la pronta llegada me permite ser el primero de la cola. Susto cuando no me encuentran a la primera (estaba sensible con el susto del jueves) pero lo solucionan pronto.
Llegado a Bruselas doy en juntarme con un tal Jesús, un tipo bastante simpático que también vuela a Beijing, y nos pasamos la mañana charlando y hacemos una visita a Bruselas, ciudad que él conocía por haber vivido ahí, por lo que me hace de guía.
Tras esperar unas cuántas horas, el vuelo a China, donde tengo la suerte de pillar asiento junto a salida de emergencia (en principio no me correspondía sino ventanilla, pero ponerle ojitos tiernos a la azafata me ayuda) aunque no la suerte de dormir, por lo que aprovecho para verme dos películas; Los Simpsons (ya comentada aquí) y Kung-Fu Dunk, una graciosa comedia china sobre unos monjes shaolin que juegan a baloncesto (vamos, un Shaolin Soccer pero con canastas en vez de porterías) y tras 9 horas de vuelo (que sumado a lo anterior hace ya unas cuántas) llego por fin a Beijing, donde me viene a recoger un taxi, que me conduce por fin a mi destino en Tianjin, donde por fin he podido dormir..
De Tianjin ya hablo otro día.
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