Hace un tiempo comentaba aquí que me había apuntado al examen para la bolsa de técnicos de la Diputación, ya que iba a consistir simplemente en un examen tipo test, y como apuntarse era gratis, adelante con ello.
El temario era asequible, pero la falta de presión y ganas hicieron que llegada la fecha me encontrara con la oscura verdad: no había estudiado absolutamente nada.
Me llegué a plantear, entonces, ni siquiera asistir al examen, pero pensándolo bien, lo único que perdía era una mañana. Y aunque estuve con la duda hasta última hora, ayer me acerqué al BEC a cumplimentar el examen como quien sella un boleto de la primitiva.
Cierto es que ese examen no era demasiado complicado. Muchas cosas me sonaban de la carrera, otras de la experiencia laboral y muchas de la anterior oposición. De hecho, este examen hace dos años lo habría aprobado con la gorra. En poco más de una hora terminé de contestar a las preguntas y me marché, recuperando esas sensaciones de salir de un examen y haberme quitado un peso de encima, aunque en este caso lo cierto es que el peso no era tal.
Y hete aquí mi alegría cuando veo que he aprobado el examen. Un 5,72. Es cierto que no es una nota nada alta, y que la posición el la que me quedo en la bolsa (el 232 o algo así) no es como para echar cohetes. Pero teniendo en cuenta el nulo esfuerzo que tuve que dedicarle, aunque jamás me llamen de esa bolsa, la mera satisfacción de aprobar sin estudiar es recompensa suficiente. Y total, no aspiro a que me llamen en un corto plazo, sino a que un día, dentro de 6-7 años, cuando ni siquiera me acuerde de esto, me llamen y me digan que me toca.
El temario era asequible, pero la falta de presión y ganas hicieron que llegada la fecha me encontrara con la oscura verdad: no había estudiado absolutamente nada.
Me llegué a plantear, entonces, ni siquiera asistir al examen, pero pensándolo bien, lo único que perdía era una mañana. Y aunque estuve con la duda hasta última hora, ayer me acerqué al BEC a cumplimentar el examen como quien sella un boleto de la primitiva.
Cierto es que ese examen no era demasiado complicado. Muchas cosas me sonaban de la carrera, otras de la experiencia laboral y muchas de la anterior oposición. De hecho, este examen hace dos años lo habría aprobado con la gorra. En poco más de una hora terminé de contestar a las preguntas y me marché, recuperando esas sensaciones de salir de un examen y haberme quitado un peso de encima, aunque en este caso lo cierto es que el peso no era tal.
Y hete aquí mi alegría cuando veo que he aprobado el examen. Un 5,72. Es cierto que no es una nota nada alta, y que la posición el la que me quedo en la bolsa (el 232 o algo así) no es como para echar cohetes. Pero teniendo en cuenta el nulo esfuerzo que tuve que dedicarle, aunque jamás me llamen de esa bolsa, la mera satisfacción de aprobar sin estudiar es recompensa suficiente. Y total, no aspiro a que me llamen en un corto plazo, sino a que un día, dentro de 6-7 años, cuando ni siquiera me acuerde de esto, me llamen y me digan que me toca.
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