viernes, 4 de marzo de 2011

Despedida del coche

Farewell...

Ayer por fin se cerró la etapa del coche. Ya está dado de baja en Tráfico y es, oficialmente, un excoche.

Pero genio y figura, ha seguido dando guerra hasta el final, ya que ayer cuando llamé al taller para decir que no iba a repararlo, que lo iba a dar de baja, me sorprenden con que tengo que pagarles 200 euros en concepto de la mano de obra que dedicaron a mirarlo.

Si por lo menos me hubieran puesto una navaja en el cuello, el ROBO habría tenido más estilo. Porque me cobran por algo que no les pedí que hicieran. Si a mí el jueves me dicen que me van a cobrar 200 euros por mirarlo, les digo que ni lo miren, que lo doy directamente de baja. Pero claro, como buenos mafiosos, si no les pagas no te dejan llevarte el coche, aunque sea tuyo. Y tocó tragar. Valientes bandidos en la Opel.

Pasado el trance, vino la grúa y aunque el coche arrancaba (me explicaron que le habían hecho el apaño, pero que sin esa pieza arrancaba solo momentáneamente) y me pude despedir de él encendiéndolo y apagándolo una última vez, lo llevamos al desguace, donde firmamos los papeles, saqueamos el maletero y nos fuimos, dejando allí el coche.

Debo admitir que pese a toda la guerra que me ha dado ese coche, y pese a que me ha dado más disgustos que alegrías, daba un poco de penita dejarlo allí abandonado. Me sentía un poco como si esuviera dejando al perro en la perrera, y me planteaba lo absurdos que podemos llegar a ser a veces sintiendo apego por objetos inanimados.

Pero siendo fríos y lógicos: no pierdo un coche, me ahorro una fuente de problemas, disgustos y gastos.

Y me ahorro tener que volver a tratar con los bandidos de la Opel.

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