sábado, 16 de julio de 2011

Harry Potter... y 8

El beso más esperado de Hollywood.

Con la segunda parte de "Harry Potter y las reliquias de la muerte" se acaba la saga del niño mago, y el mágico universo salido de la imaginación de JK Rowling, que tanto dinero ha ganado con esto. Finalmente podemos ver el desenlace de la saga del niño mago que hace mucho que dejó de ser niño.

En primer lugar debo decir que tal vez no sea una película magistral, pero sí que es mucho mejor que varias de las que le anteceden, pues la saga había empezado a caer a niveles realmente bajos, chocando con lo ridículo en la séptima, y que este remonte permite terminar la saga con un buen final de boca. Algunas de las revelaciones que se hacen, eso sí, eran bastante previsibles, pero tiene escenas bastante espectaculares, como la de la batalla, y aunque algunas son un poco de vergüenza ajena (me refiero al epílogo), el resultado, si lo comparamos con las anteriores, es aceptable.

Entrando en el terreno de los spoilers como catedrales, acerté en mi pronóstico de que Harry era el último horrocrux, así como acerté que Snape nunca traicionó a Dumbledore, sino que todo era parte de un plan para ganarse la confianza de ya sabéis quién, el tipo que no tiene nariz.

Fallé, en cambio, en mi pronóstico de que iba a morir Ron, y pensaba que la carnicería de personajes iba a ser mayor. Bueno, no es que no mueran personajes importantes, que sí caen unos cuántos, pero sí se le puede criticar que son muertes totalmente despojadas de dramatismo. Casi a la altura de los daños en el mobiliario.

Lo que sí me mató fue la escena final, en la que creo que los maquilladores se podían haber esmerado un poco más en envejecer a Harry, a Ron y sobre todo a Hermione. Que sí, que será todo lo maga que quieras, ¡pero es que tiene exactamente la misma cara con 15 años que con 35!

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