En "El problema final" Arthur Conan Doyle asombraba al mundo con la muerte de su personaje franquicia, en un duelo con su némesis (que curiosamente solo sale en ese relato) el infame Doctor James Moriarty. Bien, esta película es una adaptación muy libre, libérrima, del relato, en el que el detective más sagaz de Baker Street debe enfrentarse al villano para esta vez desactivar toda una conspiración internacional de consecuencias apocalípticas.
La ciudad de Londres apenas tiene presencia aquí, ya que se desarrolla en Europa, donde Holmes debe seguir la pista de un hombre en una carrera contrarreloj, aderezada por peleas y tiroteos por doquier. Esto puede, como en la primera parte, no gustar a algunos de los espectadores que se consideren más puristas. Ya pasaba en la primera película, pero error: Holmes en los libros ES un hombre de acción. Conan Doyle lo pintó, a pesar de la imagen de hombre adusto y tranquilo, como un héroe intrépido, una suerte de Batman victoriano. Y así nos lo encontraremos en la película, repartiendo mamporros y sobreviviendo a tiroteos junto con su fiel (y veterano de guerra, no lo olvidemos) Watson.
Claro que, tal vez, el problema de la película sea la sobreexplotación de la faceta action-hero de Sherlock Holmes, pues por momentos uno no sabe si está viendo al sagaz y analítico investigador o a una versión victoriana de 007. En mi opinión, recarga demasiadola adrenalina, y personalmente algunaque otra escena de acción me sobraba. Además, su excesivo empleo de la cámara lenta, de la que usa y abusa durante gran parte de la película, resultaba en ocasiones mareante. Genial, en cambio, el recurso de la pre-escena de acción, especialmente en su anunciada batalla final contra su antagonista.
Eché de menoslos ingeniosos y sorprendentes análisis de Holmes, en los que en los relatos es capaz de saber lo que ha comido una persona solo con ver la suela de su zapato,análisis que en la primera entrega abundaban, y que aquí son lujos escasos que el espectador deberá saber administrar.
Encontramos también que la película no es demasiado rigurosa en el aspecto histórico, detalle que se ve si atendemos a algunas de las banderas nacionales que nos muestra. Y adelanta 5 años la aparición de la Mauser C96, que no se inventaría hasta 1896 (la película se desarrolla en 1891) pero bueno, es pecata minuta.
En el aspecto positivo, que pesa bastante más que los negativos, destaca la irrupción de un colosal Mycroft Holmes, que llena la pantalla (a veces de forma literal) con sus apariciones, y un más que correcto Jared Harris haciendo de Moriarty.
Pero naturalmente, el punto fuerte de la película, y a fin de cuentas el más importante, es que la pelicula es tremendamente entretenida, con escenas trepidantes y desenfadadas, diálogos divertidos, personajes con gancho (este comentario, llevado a la literalidad, es un chiste muy malo que se entenderá cuando se vea la película) y el inconfundible sello de Guy Ritchie.
La ciudad de Londres apenas tiene presencia aquí, ya que se desarrolla en Europa, donde Holmes debe seguir la pista de un hombre en una carrera contrarreloj, aderezada por peleas y tiroteos por doquier. Esto puede, como en la primera parte, no gustar a algunos de los espectadores que se consideren más puristas. Ya pasaba en la primera película, pero error: Holmes en los libros ES un hombre de acción. Conan Doyle lo pintó, a pesar de la imagen de hombre adusto y tranquilo, como un héroe intrépido, una suerte de Batman victoriano. Y así nos lo encontraremos en la película, repartiendo mamporros y sobreviviendo a tiroteos junto con su fiel (y veterano de guerra, no lo olvidemos) Watson.
Claro que, tal vez, el problema de la película sea la sobreexplotación de la faceta action-hero de Sherlock Holmes, pues por momentos uno no sabe si está viendo al sagaz y analítico investigador o a una versión victoriana de 007. En mi opinión, recarga demasiadola adrenalina, y personalmente algunaque otra escena de acción me sobraba. Además, su excesivo empleo de la cámara lenta, de la que usa y abusa durante gran parte de la película, resultaba en ocasiones mareante. Genial, en cambio, el recurso de la pre-escena de acción, especialmente en su anunciada batalla final contra su antagonista.
Eché de menoslos ingeniosos y sorprendentes análisis de Holmes, en los que en los relatos es capaz de saber lo que ha comido una persona solo con ver la suela de su zapato,análisis que en la primera entrega abundaban, y que aquí son lujos escasos que el espectador deberá saber administrar.
Encontramos también que la película no es demasiado rigurosa en el aspecto histórico, detalle que se ve si atendemos a algunas de las banderas nacionales que nos muestra. Y adelanta 5 años la aparición de la Mauser C96, que no se inventaría hasta 1896 (la película se desarrolla en 1891) pero bueno, es pecata minuta.
En el aspecto positivo, que pesa bastante más que los negativos, destaca la irrupción de un colosal Mycroft Holmes, que llena la pantalla (a veces de forma literal) con sus apariciones, y un más que correcto Jared Harris haciendo de Moriarty.
Pero naturalmente, el punto fuerte de la película, y a fin de cuentas el más importante, es que la pelicula es tremendamente entretenida, con escenas trepidantes y desenfadadas, diálogos divertidos, personajes con gancho (este comentario, llevado a la literalidad, es un chiste muy malo que se entenderá cuando se vea la película) y el inconfundible sello de Guy Ritchie.
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