A las 4 de la mañana, cualquier pequeña raja en el colchón parece de este tamaño.
Aunque todavía no he vuelto de Madrid, como es posible que cuando llegue a Bilbao, por la hora, no me apetezca ponerme a escribir, doy ahora señales de vida, haciendo una especie de crónica reseña de lo que va de fin de semana.
El viaje para venir fue bastante cómodo, gracias al Supra, y vinimos viendo un capítulo de Deadwood (serie del Oeste de gran calidad, aunque algo rara, a la que cuesta seguir el hilo teniendo en cuenta que veo los capítulos de ciento en viento). Aunque al llegar tenía un ligero pero molesto dolor de cabeza, a causa de la falta de sueño (el calor es lo que tiene). Pero esto, con ibuprofeno y dormir, se pasa.
Al hilo de lo que adelanto en el título, lo de las películas es porque ambas noches tocó videofórum; la primera noche con Los guardianes de la ídem, subtitulada y en ruso, con la que fui capaz de permanecer despierto... ¿5 minutos? Caí como un tronco, aunque lo de dormir tampoco fue todo lo idílico que sería de esperar, ya que una pequeña pero perceptible raja de medio centímetro en la colchoneta tuvo a bien vaciarla de aire. Y a las 4 de la mañana yo ya estaba durmiendo en el suelo.
El sábado fue día de juegos, y le dimos a los siguientes:
-Illusio: Un juego de cartas bastante tontorrón, con una mecánica simplona y chapuzera, en el que los jugadores son magos tratando de hacer el truco perfecto. La ambientación tiene su gracia, pero no es un juego que me llevaría a una isla desierta.
-Space Alert: Curioso concepto, un juego cooperativo en tiempo real, en el que los jugadores deben ir programando sus acciones según las instrucciones de la megafonía en una carrera contrarreloj. Lo que rápidamente se convierte en un caótico concilio de pollos sin cabeza. Tan estresante como divertido.
-Sidibaba: Otro juego pseudocooperativo en el que los jugadores se meten en la cueva de los 40 ladrones en busca del gran tesoro. No recomendado para jugadores con escaso sentido de la orientación.
-Kutschfahrt: Más conocido en español como "el castillo del diablo". Un juego que ya conocía, y al que puede que un día dedique una reseña, en el que dos facciones deben pugnar por los objetos de poder, sin saber al principio quiénes son sus enemigos o sus aliados.
Y el sábado por la noche, después de un par de capítulos de "Hora de aventuras", la segunda parte de Guardianes de la noche, "Guardianes del día". Tenía menos sueño que la noche anterior, pero no me apetecía demasiado ponerme a ver en ruso la secuela de una película que no había visto. Además, la colchoneta no había podido ser reparada pero sí reemplazada, lo que mejoraba las condiciones para dormir.
Y aprovechando que me fui relativamente pronto a dormir, pues he aprovechado para ver el final de la 3ª temporada de la excelente serie Los Soprano. Con la sorprendente aparición de un carismático actor de la aún más excelente The Wire.
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