Concursantes de Raccoon City Shore
Seguramente muchos de los lectores recordarán el Resident Evil, ese juego en el que un grupo de las fuerzas especiales americanas iba a parar a una misteriosa mansión, que resultaba estar llena de zombis. Zombis que realmente eran producto de los pérfidos experimentos de la turbia multinacional Umbrella.
El juego fue un éxito, y un referente imprescindible en el género de los Survival Horror, y tuvo varias secuelas, una de las cuáles fue reseñada aquí. También ha sido llevada, con bastante poco acierto, al cine en unas cuántas ocasiones, y esta vez nos viene el Resident Evil 6. Si tuviera que describirlo con una palabra, sería ponzoñoso.
Bien, debo confesar que me he reído jugando a este juego. Me he echado auténticas carcajadas. Algo que es muy sano y muy divertido, si no fuera porque el juego es del género terror. Y porque en algunas partes, en cambio, me he llegado a aburrir como una ostra vigilando un rebaño de caracoles.
O al menos con alguna de las campañas. Pues si algo caracteriza al Resident Evil, es que en parte es como jugar a 3 juegos diferentes entrelazados. Al empezar se puede elegir una de las 3 campañas: Leon Kennedy, Chris Redfield o Jake Muller, cada uno de ellos acompañado respectivamente por Helena Harper, Piers Nivans y Sherry Birkin (sí, la indefensa niñita del Re2, que es ahora una forma de matar, con cuerpo de supermodelo), y cada campaña tiene sus peculiaridades.
Los Larry, Curly y Moe del S. XXI
La campaña de Leon es la más Resident Evil de las 3, con unos cuántos zombis al principio, y una catedral llena de ridículos puzzles, marca de la casa. También tenemos una resemblanza al Code Verónica con una escena de "pelea contra bicho en avión", aunque elevando la escala de fantasmada a la altura de las exigencias de este juego. Lo que ya es algo menos Resident Evil es que matemos a los zombis a patadas, puñetazos y llaves de wrestling. La parte más negativa el jefe final, un absurdo monstruo cambiaformas que vulnera todas y cada una de las leyes de la conservación de la materia, y que se hace aburrido de todas las veces que hay que matarlo. Y la fantasmada más gorda de todo el juego: un smartphone al que le dura la batería 48 horas en videoconferencia. Por favor, lo de los zombis, vale, lo de que alguien se estrelle en un avión y sobreviva, vale, lo que que a alguien le explote un misil en los morros y ni se inmute, vale. Pero con esto se han pasado.
Chris nos muestra una campaña que pinta genial, ahondando un poco en el trasfondo personal del personaje, e introduciendo a Piers Nivans, uno de los que me resultaron más carismáticos del juego (no nos engañemos, tampoco hacía falta gran cosa para superar en carisma a algunos de los personajes), y las relaciones entre Chris y Piers. ¿Lo malo? Que la campaña es un petardo, pasamos del Survival que debería ser a jugar un shooter malo, una especie de Gears of War venido a menos, y en el que además el monstruo final (el gigantesco condón calavera) es un canto al aburrimiento. La peor de las tres, con diferencia.
Por último tenemos la campaña de Jake, muy variada y con elementos que por fin hacen sentir algo de miedo, y nos obligan a huir de los bichos o usar el sigilo en vez de correr hacia ellos enarbolando un arma mientras gritamos cosas en swahili (¡anda, como en el Resident Evil 5!), y en otras escenas nos ofrecen la ilusión de libertad por el mapeado. Empeiza muy bien, pero lo estropea con otras partes ridículamente insufribles y argumentalmente inencajables como la escena de la moto, en la que nos presentan al enemigo más letal de toda la saga: el coche mal aparcado. De igual manera, recuperan el espíritu de Nemesio, con el Usatank, uno de esos enemigos persistentes que nos persigue sin descanso, como si le debiéramos dinero. Un concepto interesante, pero con un desarrollo ridículo y un desenlace bastante pobre.
Tasa de jamelguez: elevada.
Queda por jugar la campaña de Ada, que entrelaza las otras 3. Y esta parte sí me gustó, que las 3 historias se van entrecruzando, siendo caminos que se bifurcan y se vuelven a cruzar, formando una historia entera, y permitiendo ver las escenas más climáticas del juego desde diversos puntos de vista. Claro que también es una excusa barata para colar más de una vez las escenas cinemáticas.
Y precisamente cinemática es una palabra que define muy bien a este juego, y nos enlaza con una de las cosas que más odié: los Quick Time Events.
Y el Resident Evil se convirtió en un remake del Dragon´s Lair.
Los Quick Time Events (QTE) son partes del juego en las que hay que apretar un botón o secuencia concreta para evitar morir. El Resident Evil 4 metía alguna, y en momentos puntuales era algo que quedaba muy bien. Pero el Resident Evil 6 abusa de ellas, hasta el absurdo. A veces hasta el punto de que da la impresión de que más de medio juego funciona así, y no es un juego sino una película semiinteractiva, que es como una película, solo que tienes que estar más atento de que te salga el icono que de disfrutar lo que ves. Unas pocas están bien, pero cuando son demasiadas, o cuando peleas enteras contra bichos gordos dependen exclusivamente de los QTE, dan ganas de tirar el mando por la ventana.
Llegamos ahora al que creo que es el gran aliciente del juego, en cuanto a que es lo que lo hace soportable, que es la posibilidad de poder jugar con dos mandos a pantalla partida, cada uno con un personaje, y de forma cooperativa. "Tú empuja la palanca, que yo aprovecho y cruzo la puerta". Salvo porque a veces nos lleva a situaciones ridículas, como que una puerta normal y corriente no la pueda abrir una persona sola, pero que esa persona sea capaz de tumbar a puñetazos a una mole de 5 toneladas. Claro que esto viene muy en consonancia con el espíritu del juego, en el que tenemos héroes capaces de saltar desde una azotea de 15 metros, pero sufren cuando se enfrentan a un bordillo de medio metro de altura.
Pero sin duda el modo cooperativo es un acierto, pues sin él no creo que hubiera sido capaz de soportar el juego entero. Del multijugador online no opino, que no lo he probado y tampoco creo que se dé el caso.
Y en definitiva, que la saga Resident Evil murió hace mucho tiempo, y de vez en cuándo abren la tumba para pegar un par de patadas a su cadáver. Solo que esta ha resultado ser la peor de todas.
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