Lugar de la convocatoria.
Diciembre, se acercan las navidades, y vuelve la tradición de las cenas de empresa. Y nosotros no íbamos a ser menos, que ayer tuvimos la tradicional cena en el ya tradicional Baden-Baden, sede de nuestras últimas 4 cenas de trabajo.
Allí estuvimos, con el típico festival de comida; entrantes, peligroso vino y un besugo lleno de espinas, que me clavó una de forma dolorosa en el paladar, y que costó quitar. Después, tras el goteo de gente, nos fuimos a tomar alguna a Areilza (aunque en este tipo de eventos suelo evitar beber demasiado, que el alcohol es especialmente puñetero en comidas y cenas de empresa). En el bar Pinkerton, momento "Iturribide noventero" con la música, pero a las 4 ya el cansancio ordena volver a casa.
Y de regreso, un señor completamente ebrio me para por la calle, diciendo que mi cara le suena y que tengo "cara de buena persona". Hilando, deduzco que debe de ser alguien a quien he atendido en el mostrador. El precio de la fama.
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