Alberto Ammann, de la cárcel a la guerra.
Aprovechando el tirón de Celda 211, así se anunciaba esta película, pues comparte productores y protagonista (pero no director, que al final es lo que define la película). Pero sí comparte que, sin ser tan magistral como la carcelaria historia de Malamadre, es una buena película. Y no sale Tosar, pero sí Antonio de la Torre, que es otro gran actor.
Es la historia de un militar que vuelve de Irak, con la memoria nublada por un shock postraumático y un turbio secreto que poco a poco irá recordando, mientras se enfrenta al monstruo de un sistema, que pondrá en marcha toda su brutal maquinaria para tapar lo que pasó.
La historia está bien planteada y se hace amena, presentando poco a poco la historia, y dejando al principio pinceladas de lo ocurrido en Irak, para luego contarlo todo alternado con flashbacks.
Eso sí, tiene un par de puntos inverosímiles. Uno, que uno de los personajes sea capaz de sacar con un teléfono móvil y sin mirar, un vídeo perfectamente definido y encuadrado (uno de 2004) y otra, más irreal, que para hacer las búsquedas en Internet no usen Google sino Altavista.
Pero lo cierto es que le tenía ganas a la película, y no me ha decepcionado.
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