¡Agua, mucha agua!
En los últimos estertores del fin de semana, procedo a contar qué ha sido de él. Comenzamos, claro, por el viernes, en el que juego por la tarde una partida de la Guerra del Anillo, en la que un par de despistes, y que nos fumamos alguna regla, hacen que ganen los hobbits, conrolados por mí. Tras la partida, a cenar unas pizzas y a dormir.
El sábado trae más cosas, ya que por la mañana aprovecho para cortarme el pelo y comprar el regalo de mi padre, y por la tarde, tras cruzar hasta 4 veces la aiborrada calle Autonomía (había manifestación, en apariencia multiudinaria), fui a Barakaldo. El motivo por el que crucé tantas veces es que la primera vez fui al mero, y las demás porque me había dejado en casa el vale del spa. En efeco, fui al Qui spa de Barakaldo, a hacer uso de un maravilloso vale que me habían regalado, que incluía circuio y masaje.
2 horas y media de puro relax. Pero no acaba ahí la cosa, pues luego era la fiesta del amigo Darius, que este mes está en Bilbao, y no en Japón, como suele ser lo habitual. Así, hacía fiesta en su casa, en la que estuvimos hasta eso de las 2 y algo, bebiendo, riendo y hablando de temas diversos.
Del domingo destaca el partido de balonceso, un fácil trámite contra el C.B. Canarias, en un partido que se ganó por 8, como se podía haber ganado por 25, contra un rival muy limitado.
Y por la tarde, una sesión de Mass Effect 2, un paseíllo, algo de cena y a casa. Eso es to, eso es to, ¡eso es todo, amigos!
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