La difunta silla.
No era la mejor de las sillas. De hecho, era rebelde y a veces incómoda. Me costó mucho armarla, y siempre tenía la manía de irse hacia abajo, por más que yo le ordenaba que permaneciera fija en su posición, y la afianzara con una llave Allen. Pero después de un par de años a mi servicio, la silla de mi cuarto ha fallecido.
La compré hace un par de años en Ikea, y tras un parto difícil, de una hora poniendo piezas aquí y allá, por fin conseguí dar forma de silla al amasijo de piezas. Y la verdad es que ha sido una silla bastante incordiante, y llevaba tiempo queriendo darla de baja. Pero finalmente ayer una de sus piezas hizo "crack", y ahora tendré que comprar una nueva.
No se celebrará funeral.
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