Mosca funcionaria en su hora del café.
Hoy toca hablar de una molesta plaga que sufrimos en la oficina. Unas pequeñas moscas, mosquitos más bien, que tienen la mala costumbre de ponerse a revolotear lentamente delante de la pantalla del ordenador, y generalmente cuando estamos enfrascados en alguna tarea. Llevamos ya un par de semanas con ellas, y por más que matamos no conseguimos desembarazarnos de tan molestos dípteros.
La teoría es que son moscas funcionarias, y que por eso no las pueden echar. Pero yo no recuerdo que se haya convocado ninguna oposición a mosca (en la que supongo que pedirían las IT txartelas de volar, zumbar y molestar avanzado), así que no descartaría que estén ahí puestas por enchufe.
El caso es que ahí están todos los días, que vienen, fichan, zumban y hacen la mañana. Pero todavía no las he visto grabar un solo expediente, ojo. Y tampoco se toman la molestia de pedir cita previa.
Coñas aparte, la verdad es que es molesto estar trabajando y tener delante de la pantalla la sempiterna mosquita con su vuelo lento y errático, matarla y que al de un par de horas venga la sustituta. Y anda que tienen oficina para volar sin incordiar, pues tienen que ponerse donde más incordian.
Asco de moscas, oigan.
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