El grupo de improvisación.
Esta semana se ha pasado volando, y ha sido gracias al curso de improvisación, que sirve como terapia para descojonarse durante dos horas al día, y te deja con ganas de más. Quedé muy a gusto la anterior vez que hice el curso, y esta vez no ha sido menos. Para el recuerdo quedan el hamster Churrasco, el rey de Cocundia, o las locas excusas para meterse en un tren sin tener el billete.
Y al acabar el curso, como es preceptivo, ahí que nos fuimos a tomar una, compartiendo batallitas, y conspirando para repetir los desvaríos del curso más allá del curso.
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