Lo define bastante bien.
No es que me horrorice especialmente mi trabajo. De hecho, casi hasta me gusta (dentro de lo que pueda gustarme un trabajo, claro), pero esta vuelta postvacacional ha sido especialmente dura, ya que ayer me acosté a las 23:45 pero no conseguí coger el sueño hasta bien tarde.
Las 0:30, no concilio el sueño. La 1:00, la 1:30, las 2:00... vueltas, más vueltas. Me levanto y voy al baño, leo un rato, miro el Facebook con el móvil. Las 2:30, las 3:00... me desespero. Me pongo a trastear con el ordenador y me tiro un rato largo viendo artículos viejos de Pixfans. 3:30. Vuelvo a la cama, vueltas, juramentos, cierro ojos, abro ojos. Las 4:00. Sigo despierto. Las 4:30 aprox, finalmente me vence el sueño.
Y si a las 4:30 el sueño vencía, a las 7:30 tocaba el tratado de Versalles. Pero había que levantarse, que hoy ya no estaba de vacaciones. Así que me levanto, me tambaleo, me ducho, me visto, salgo de casa (creo que en ese orden), y a currar. Me pregunto cómo he sido capaz de mantenerme despierto...
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