El cartel nos da una pista.
Esta es una película que al terminarla deja con la duda, sobre si se ha entendido o no. Y no, no es porque sea una trama compleja, que es bien mundana, sino por lo contrario. El argumento es bien simple, pero hay dos detalles que desconciertan; uno, el título, que no tiene nada que ver con la película, solo se hace alusión a la capital sueca en una frase irrelevante del principio de la película. El otro elemento es el final: una puta mierda a la altura del final de Los Serrano. Y una pena, porque a pesar de un par de puntos flojos, la película circula muy bien hasta ese momento.
En el fondo muy teatral, solo con dos personajes, es una película que no parece que nos cuente nada fuera de lo corriente, y empieza con una situación que se repite cientos de veces cada sábado noche en cualquier ciudad: chico se fija en chica e intenta seducirla. Él es ese chico encantador, guapo, seguro de sí mismo y acostumbrado a conseguir lo que quiere, y ella es esa chica misteriosa y atractiva, que oculta sus inseguridades tras una coraza de aparente bordería. El resto, pues la película nos lo va contando.
Salvo un par de puntos que no tanto, la historia y su desarrollo son bastante creíbles, y tienen como robustos pilares las muy buenas interpretaciones de Javier Pereira y Aura Garrido, que se van de paseo por la psicología humana del sábado noche al domingo a la mañana, y mostrando lo que hay a veces dentro y fuera de la careta.
La película me gustó bastante, o mejor dicho, me estaba gustando hasta la resolución de la historia, donde casi habría preferido un cartel diciendo "aquí paramos, que ya hemos contado todo lo que queríamos contar y no sabemos cómo seguir". Eso, o que se me escapó algún detalle y no lo he entendido, claro.
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