Comidas familiares, algo así.
¿Veníamos con hambre de Segovia? No hay problema. Ayer fue el cumpleaños de mi abuela, y fuimos a celebrarlo a Bergara, con la tradicional comida familiar en el txoko de mi tío. Y ya se sabe cómo son las comidas familiares, que siempre hay mucha comida. De todas formas, lo más curioso fue que a dicha comida me acompañó mi señora novia (primera vez que aparezco en una de estas comidas con pareja, para más señas) y dado que no se maneja muy bien en euskera, las conversaciones intentábamos llevarlas en castellano. Y la verdad, se me hacía raro de cojones hablar en castellano con mis primos, tías y abuela de Bergara.
Pero esto va de comer, y a la vuelta en Bilbao, quedé con unos amigos para cenar, con motivo de mi cumpleaños hace una semana. Así que nos fuimos a por unas pizzas, que entran bien pero llenan. Conclusión: despierto a las 5 de la mañana con un horroroso empacho. Y es que esto de ser tan glotón, no es bueno.
Por suerte hoy domingo, la comida ha sido bastante más ligera. Era eso o explotar.
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