Tocaba cambio de caparazón
No me refiero a que me haya cambiado de ropa, que también, sino que por fin ayer materialicé mi cambio de vivienda, habiendo pasado mi primera noche en la que será mi casa de ahora en adelante. Siguiendo la tónica habitual de los últimos días, gran parte de la tarde consistió en transportar cosas de casa a casa y tratar de buscarles acomodo. Aún faltan unas cuántas cosas por transportar, pero al menos lo más imprescindible ya va encontrando su hueco entre las nuevas paredes.
Toca volver a las sensaciones de una nueva casa, a no saber dónde está cada cosa, a tropezar con las cajas, a acostumbrar el cuerpo a un nuevo colchón y a habituarse al diario camino que nos lleva al trabajo. Todas esas cosillas que chocan con la resistencia al cambio.
Pero cuando los cambios son elegidos, y es el caso de esta nueva etapa, se cogen con ilusión.
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