En euskera, "flores".
Las flores pueden representar muchas cosas. En esta película, la vida de tres mujeres cambia cuando empiezan a recibir, directa o indirectamente, flores de una fuente desconocida. Una de ellas las recibe en su casa y las otras en la tumba de un ser querido. Dos historias que se entrecruzan llegando a un destino común, y muchas flores.
Loreak no tiene grandes complicaciones narrativas ni busca un epatante espectáculo visual. Solo quiere narrar en lo costumbrista, y eso lo hace muy bien, con personajes muy humanos y muy creíbles, que dan facilidades para quien quiera empatizar con ellos. Y trasladándonos a una zona de Gipuzkoa que no sé si es San Sebastián pero que perfectamente podría ser la Bergara de mi madre.
Itziar Aizpuru, gran interpretación.
Aunque se me hace raro (pero grato) eso de ir al cine y ver una película en euskera (curiosamente, la segunda este mes).
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