La tenía pendiente.
Una película que no es precisamente nueva (es de 1968) pero que tenía pendiente. Y aprovechando que esta semana la echaban en el cine (y personalmente me encanta que hagan este tipo de cosas) me acerqué a verla. Así, me quitaba una espina que tenía pendiente.
A estas alturas poco voy a decir sobre esta controvertida película que no se haya escrito ya en un sentido u otro. Lo cierto es que vista ahora, y yendo sobre aviso de lo que me iba a encontrar, tiene su gracia pensar las reacciones de la gente que la vio por primera vez cuando se estrenó, ya que la película es rara de cojones, y no es una película especialmente fácil de seguir. En mi caso jugaba con ventaja, ya que traía hechos los deberes de casa y anteriormente había leído el libro. Y lo cierto es que es una adaptación completamente fiel, reproduciendo casi escena por escena lo que pasa en novela de Arthur C. Clarke.
Es curioso verla ahora por primera vez, porque son escenas muy icónicas que hemos visto homenajeadas o parodiadas una y mil veces, y porque se nota claramente cómo ha sido la fuente de la que han ido bebiendo películas posteriores, muy evidente en los casos de las recientes Gravity o Interestelar. Claro que, por otra parte, los efectos de algunas escenas no han envejecido muy bien, y la emblemática escena de los monos puede queda un tanto cutre.
Una película curiosa de ver, pero está claro que es bueno ir sobre aviso, porque el ritmo es extremadamente pausado, y la psicodelia de algunas escenas puede redundar en lo excesivo.
Sobre si la entendí o no, esta es mi interpretación:
En la prehistoria están los monos, y el monolito es enviado por otra civilización (o por Dios, según lo metafísico que se quiera poner uno) para hacerles evolucionar, aprendiendo a usar herramientas. Pero esta evolución solo les sirve para destruirse unos a otros. Más adelante, se ve que la cosa ha ido avanzando y ya han evolucionado hasta el punto de llegar a la luna, donde ven otro monolito, que envía a la humanidad otro paso más adelante, guiándola a Júpiter.
Por el camino se vuelve a mostrar que la tecnología y el avance tienen sus peligros, por medio de la demencia de HAL (lo que, por cierto, daba para una película por sí mismo) y cuando llega a Júpiter se encuentra con otro monolito que repite el paso del principio y vuelve a evolucionar, siendo el feto gigante la representación del renacer de una nueva especie mucho más evolucionada que la humana.
Pero claro, esto lo entendí así porque es lo que entendí del libro. Creo que si solo hubiera visto la película aún me estaría preguntando qué pintaban ahí esos monos.
2001: A Space Odyssey
ResponderEliminarAño
1968
Uhm, bueno. La película se hizo adaptando de aquella manera una historia de Clarke titulada El centinela.
ResponderEliminarEl libro que leíste lo escribió el propio Clarke a rebufo del éxito de la película, por lo que no es de extrañar que copie escena a escena el metraje. :P
Vale, eso explica muchas cosas.
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