La historia, se dice, la escriben los ganadores. Parte de la explicación es que al que ha perdido no le suele apetecer escribir sobre ello. Nótese, por ejemplo, que yo rara vez escribo sobre los partidos del Bilbao Basket cuando pierden, y no estaría escribiendo sobre Poker si no fuera porque gracias a la timba de ayer hoy soy 5 euros más rico.
Ayer tuvimos quedada para ver la espectacular Kung-Fury, una divertidísima película que rememora el estilo y la estética de película serie B de los 80, incluyendo falsos errores de grabación de VHS y un guión deliciosamente cutre en el que el villano es nada menos que Adolf Hitler. Tiene dinosaurios, ninjas, robots, viajes en el tiempo... ¡era como volver a ver Flashforward!
Por lo demás, pues no tenía yo intención de quedarme a la partia de poker, pero me apetecía socializar un poco así que me quedé, y aunque no soy, ni tengo intención de serlo, un gran jugador, la paciencia, la estrategia y un par de buenas manos estratégicas me permitieron duplicar mi capital inicial e irme a casa con beneficios. Que no pasa de ser algo meramente anecdótico, claro, pero siempre está bien presumir.
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