La Khaleesi ya no tiene dragones, tiene terminators.
Una película que se puede disfrutar si se va dispuesto a pasar por alto ciertas cosas, como un guión bastante absurdo, que está lejos de esas dos genialidades que eran Terminator y Terminator II, y nos centramos en la parte divertida, que son los tiros, las persecuciones y el regreso de Arnold Schwarzenegger al rol de su robot favorito.
Casi más en la línea de "Días del futuro pasado" y con el rigor científico de un capítulo de Futurama, o del Ministerio del Tiempo, Terminator Génesis nos muestra una especie de ucronía en la que Kyle Reese viaja al pasado a salvar a Sarah Connor y ve que el refrito cuántico que han liado con tanto viaje en el tiempo y todo es distinto a como debería haber sido, encontrándose con que el 1984 al que viaja es un mashup de Terminator y Terminator II (impagable y muy lograda la pelea entre las dos versiones del T-100), y donde Sarah Connor no es la chavalilla asustadiza que esperaba encontrarse.
A partir de ahí, el guión empieza a hacer agua por todas partes y una trama que podría haberse resuelto en 5 minutos con un poco de sentido común por parte de los protagonistas da lugar a una serie de despropósitos que, como sirven de excusa para unas escenas muy chulas de tiros, explosiones y persecuciones, se le perdonan. Pero bueno, habiendo viajes del tiempo de por medio, pues tampoco nos vamos a poner exquisitos, y si hay que apagar el cerebro, pues se apaga. Al menos es mucho mejor que Terminator: Salvation.
La gran e insubsanable pega, eso sí, la ausencia de Constantino Romero doblando a Arnold, le quita muchísimos enteros a la película.
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