Recién oscarizada.
Spotlight es el nombre del grupo de periodistas que en 2002 destapó toda una red de abusos infantiles cometidos por curas en Boston, en lo que no era un caso aislado, sino toda una trama de encubrimientos, y Spotlight es también la película que nos cuenta la investigación, el cómo tirando de los hilos van juntando las evidencias hasta hacer que todo acabe por salir a la luz. Es un tema que puede levantar ampollas, ya que toca muchas sensibilidades, y supongo que ahí está el mérito, en meterse con un lobby tan poderoso como es la Iglesia Católica (aunque también se mete, de forma más sutil, con que si el director del periódico inicia la conversación es porque él es judío).
La película, bueno, no está mal. Sí que es verdad que en algunos momentos es un poco lío con tanto nombre, pero eso no impide seguir el hilo, y sirve para pasar el rato, pues la historia engancha (el morbo siempre vende) y nos muestra una interesante trama periodística, lo que aderezado con unas interpretaciones correctas hace de ella una buena película. Ahora bien, ¿tanto como para haberse llevado el galardón a la mejor película del año? En mi opinión no.
Se corre el peligro yéndola a ver, eso sí, de salir de mala leche ante tanta impunidad y tanta protección, viendo las consecuencias que tuvieron para algunos personajes algunos de los actos descritos en la película.
Se corre el peligro yéndola a ver, eso sí, de salir de mala leche ante tanta impunidad y tanta protección, viendo las consecuencias que tuvieron para algunos personajes algunos de los actos descritos en la película.
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