Cthulhu, inseparable mascota de las jornadas.
Con las TdN 2016 a la vuelta de la esquina, pues parece mentira que solo falten 5 días, hoy me voy a detener en las primeras a las que asistí, que fueron las de 2004. No eran las primeras que se celebraban, ese honor lo tiene la edición de 2003, pero sí las primeras que contaron con mi presencia, y desde entonces no he faltado a la cita.
En una época en las que el evento rolero más importante del verano eran las CLN, que ese año se celebraban en Algemesí (y de las que podría hablar mucho y no todo bueno) y las TdN surgieron un poco como metadona.
Un amigo y entonces cliente, como agradecimiento por un tema que le había llevado me invitó a estas jornadas a las que fuimos 5 amigos, furgoneta en ristre, como parte de unas vacaciones por Andalucía, con paradas en Córdoba y Granada antes de ir a las TdN, siendo nuestra idea establecer el CEULAJ como base de operaciones para pasar ahí el día y las noches irnos de fiesta a Málaga o Marbella. No me detendré en las vacaciones en sí, pues el anecdotario sería amplio, sino que me centraré en las jornadas, aunque la primera edición hay que decir que era un poco pobre en cuanto a rol. Me fascinó, eso sí, lo de que unas jornadas tuvieran piscina, y la sala llena de consolas también tenía su encanto.
Los amigos con los que había ido estaban sobre todo interesados en el torneo de Bloodbowl (una actividad con mucho tirón los primeros años y a los que las TdN deben mucho), y como a mí no me intersaba mucho, me iba buscando mis partidas, lo que me sirvió para conocer gente y recuperar amistades. Recuerdo con especial cariño las frenéticas partidas de Donkey Konga con Rosendo y Manu, en lo que era la génesis de mi simbiosis con Nosolorol en TdN.
Aparte de eso jugar, jugué más bien poco, dado que estábamos gran parte del tiempo fuera o en la piscina. Me suena que jugué una o dos partidas de rol de mesa y un vivo de Vampiro, y como no podía ser de otra manera, acabé dirigiendo yo un vivo, pero sin haberlo planeado. Estaba yo en la piscina el domingo por la tarde, cuando vinieron de organización a decirme que andaban un poco cojos de actividades, y que les había llegado que yo solía dirigir partidas de rol en vivo, y a ver si podía apañar algo. No sabría precisar si lo llevaba en el pendrive o si lo bajé de Internet, pero me tocó sacarme de la manga el vivo de Junta y ajustar las tramas para la gente que había (había gente, pero no la suficiente para llenar la partida), y la cosa fue bastante bien. De hecho, tuvo bastante éxito, y algún año posterior hubo quien repitió la partida. Y por mi parte, claro, no ha habido desde entonces un año en el que no haya dirigido al menos una partida de rol en vivo en TdN.
Una experiencia distinta y unas jornadas que si bien en su momento, más allá de lo exótico, no me dijeron gran cosa, con el tiempo se irían convirtiendo en la cita ineludible que son ahora. A título de curiosidad, según cifras oficiales en aquellas TdN éramos en torno a 245 inscritos con alojamiento. Una cifra impensable a día de hoy.
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