Precaución: final lacrimógeno.
La historia de un niño que se enfrenta a dos monstruos: uno literal e imaginario y otro metafórico pero por desgracia muy real. Connor es un chico de 12 años cuya madre sufre una enfermedad terminal y tiene que convivir con su abuela, con quien la relación no es nada buena. Además siente que su padre pasa de él y sufre el acoso de sus compañeros en el colegio.
Posiblemente como vía de escape a sus problemas su imaginación crea un enorme monstruo (que recordará al Groot de Guardianes de la Galaxia), pero este monstruo no es malo, sino que es su protector. Y le narra historias, a cambio de que él le narre una.
Todo muy de cuento, aunque de cuento triste, pero con una fotografía preciosa, especialmente en los efectos estilo acuarela de los cuentos del monstruo, que resultan fascinantes y llenos de magia. También me gusta la música, y en especial el tema "Tear up this town", de Keane, que acompaña a los créditos.
Puede que la película no sea redonda, pero es bonita, aunque puede hacer que se gaste mucho pañuelo de papel si se es de llorera fácil, ojo. Y a título de curiosidad, recuerda muchísimo al cómic "Soy una matagigantes".
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