Del giliboicot y la polémica absurda ni voy a hablar.
Novela negra llevada al cine, pero en este caso con un toque cercano, pues se desarrolla en Navarra, en el ambiente lluvioso y rural del Valle del Baztan, lugar de destacada mitología y que es aquí el escenario para un thriller en el que la Policía Foral tiene que encontrar al asesino que mata chicas adolescentes de manera ritual.
La protagonista es Amaia Salazar (Marta Etura), una policía con experiencia en el FBI, que tiene que retornar a sus orígenes, al pueblo de Elizondo, para lidiar con la investigación a la vez que se enfrenta a sus terribles monstruos internos.
En lo que parece una no del todo lograda adaptación de libro a pantalla (confieso que no he leído la novela) nos encontramos con una ambientación muy lograda, con esa atmósfera entre mágica y sombría, siempre misteriosa y cargada de la sempiterna lluvia (lo que en Bilbao llamaríamos "tiempo normal"), pero unas actuaciones que a pesar de contar con un buen reparto resultaban mejorables y un argumento interesante pero confuso, y una resolución a veces algo atropellada, en la que cuesta enterarse de qué está pasando, y tiene pinta de que son partes del libro en las que hubo que apretujar y comprimir demasiado, con lo que ello implica.
Ahora, arriesgándome a pisar terreno de spoilers, debo decir que no me gustó especialmente ese epílogo que cierra la película, en una escena sobre la que es verdad que la película nos va dando pistas desde el principio, y no sé cómo estará en el libro, pero aquí, tal y como se había ido desarrollando, le queda como a un Cristo dos pistolas. Aunque es verdad que, si como parece anunciarnos ese final tan abierto, hay secuela, a lo mejor ahí cobra más sentido.
Hablo, claro está, de cierto personaje peludo al que podemos ver, que se supone que da sentido al título.
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