jueves, 25 de mayo de 2017

Demonios tus ojos

Ofelia creció.

No me voy a detener a hablar sobre la epatante belleza de Ivana Baquero (sí, la niña del Laberinto del Fauno), sobre la que podría tirarme hablando horas, pero tampoco podía no mencionarla, pues no es comentario frívolo, ya que es un elemento importante en la trama.

Esta película cuenta la historia de un cineasta (Eduardo Noriega, que no es Eduardo Noriega sino Julio Perillán, pero me pasé la película convencido de que era él, así que me referiré a él como "Eduardo Noriega"), acostumbrado a hacer lo que quiere con la vida de los demás, que un día viendo porno se encuentra con un vídeo de su hermana pequeña Aurora (Ivana Barquero), a la que hace mucho que no ve, y decide plantarse en España para visitarla. 

Noriega, que tiene una malsana obsesión con Aurora (y no me refiero a lo de desearla sexualmente, que eso si es una cosa entre adultos, no me voy a meter), tiene la feliz idea de instalar una cámara en su habitación para espiarla. Mientras duerme, mientras estudia, mientras se pasea en ropa interior por la casa, se lo monta con su novio... y llámenme mojigato, pero eso de instalar cámaras ocultas en habitaciones ajenas, me parece feo.

Ahí hay una historia turbulenta de que si incesto, que si no (no nos vamos a poner aquí a contar la película entera), que obviamente tiene sus consecuencias. A ver, insisto en que a mí me parece bien que si son mayorcitos hagan lo que quieran, pero hay que admitir que socialmente es un marrón, y que no todo el mundo lo ve igual. Y eso se muestra en la película.

Como ya dije, no me voy a poner a contar el argumento, por una parte por no andar con spoilers, y por otra porque es una de esa películas que, lo voy a confesar, no he sido capaz de entender. Es decir, la historia se va siguiendo bien, pero con la escena final y su alusión a cierta película, así como el hirsuto regalo que uno de los personajes recibe en un sobre (y esto ni tan mal), me quedé con la cara de "¿me lo expliquen?".

Sin embargo, para mí el verdadero giro de guión fue ver en los créditos que el protagonista no fuera Eduardo Noriega.

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