Como puede verse, hubo sol.
Todo se acaba, y este viaje a Escocia no era la excepción. Pero aún quedaban cosas por hacer el último día, que nació lluvioso y acabó soleado.
Las primeras y abundantes gotas de lluvia invitaban a hacer algo de turismo de interior, así que primero nos fuimos a ver la catedral y luego al museo nacional de Escocia, donde entre otras cosas vemos a la mítica oveja Dolly.
Luego comemos en un pub, donde por fin puedo meterme una buena ración de huggies, y tras ver el ángel gaitero de la catedral (esta vez sí), y un animado espectáculo de calle, nos vamos a casa a por las mochilas y cogemos el autobús para el aeropuerto.
El vuelo de Easyjet sale con retraso (como ya pasó a la ida) y a eso de las 23:30, ya agotado, llego a casa.
Un viaja muy agradable en una ciudad que me ha encantado.
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