Hasta luego, Lucas.
No me gustaba Chiquito de la Calzada. No solo no me hacia gracia sino que cada vez que aparecía cambiaba de canal. Eso cuando no le gritaba a la tele.
Pero la huella de Chiquito de la Calzada se fue consolidando, y aunque no nos gustará verle nos salía con naturalidad imitarle. Raro es el español al que nunca se le haya escapado alguna vez un "no puedor" o un "¿Te das cuen?" y yo misno reconozco que una vez me disfracé de él en carnavales, pasándolo como un enano con sus gritos y sus gestos.
Ahora con su fallecimiento la figura de convierte en leyenda y su fenómeno, que realmente ha dejado impronta en la lengua castellana es sinceramente digno de estudio.
Ese cobarde, pecador de la pradera, con sus siete caballos que vienen de Bonanza, con ese pedazo de dolor de diodeno producido por la caidita de Roma quedará para siempre en el recuerdo.
Nunca se me habría ocurrido pensar hace 20 años que diría esto, pero hoy se nos ha ido un grande de la literatura española. O al menos uno de los más influyentes en el habla.
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