lunes, 11 de diciembre de 2017

La higuera de los bastardos

El falanhipster.

La higuera de marras, eje central de la película, tiene su origen en un periodo muy oscuro de la historia española, cuando los infames "paseíllos" de los falangistas a todo aquel que fuera molesto al nuevo régimen sembraban el terror. En uno de estos "paseos", Rogelio (Karra Elejalde) sufre una mezcla entre miedo a la venganza o cargo de conciencia, no queda claro del todo, cuando mata a un maestro y a su hijo mayor, dejando al hijo de 10 años vivo, y a consecuencia de ello, le da por dejar de asistir a las cacerías, plantar una higuera sobre las tumbas y hacerse con el terreno, dedicándose en adelante a llevar una vida de ermitaño, custodiando la higuera y convirtiéndose en un símbolo de peregrinación con el paso de los años. En ese trayecto tendrá que lidiar con sus camaradas falangistas, con sus propios demonios personales y con el mezquino Ermo, vecino cuya delación dio comienzo a todo, y que vive obsesionado con el dinero que cree que hay enterrado con los cadáveres.

Y así va transcurriendo la película, en la que lo mejor es ese retrato costumbrista, aunque un tanto pinturesco, muy de cómic de Carlos Giménez, de la represión del franquismo, y la actuación de Carlos Areces, que está sencillamente soberbio. Por lo demás, una película que empieza muy fuerte pero que al de media hora se deshincha y a partir de ahí se limita a ir a la deriva.

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