Como no hice fotos, pongo esta imagen de Santo Tomás de Aquino.
Por fin vacaciones, ayer tras un movido día de trabajo (no miento, ayer fue de verdad un no parar, con un montón de citas de valoración que dar y mucho teléfono) fui a comer y me acerqué a Unamuno, donde había quedado con los amigos, con la excusa de que es Santo Tomás. No pisé el Arenal, pero sí anduve por la zona de Iturribide, cuyos bares (concretamente el Ikatz, el Ekaitz y el Metal) son antros repugnantes en los que se pasan la ley antitabaco por el forro de los cojones, y no era difícil ver a gente fumando impunemente ante la pasividad de los camareros. Por mí me habría largado nada más entrar, pero iba con más gente, así que no me quedaba otra que ceder. Eso sí, en esos bares no dejo un duro.
No fue una velada que se prologara mucho, y después de estar un rato por ahí y cenar un shawarma (que me expliquen en qué se diferencia de un durum), me fui a casa, a eso de las 23:00. Con el pelo y la ropa oliendo a asqueroso tabaco, por cierto.
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