El juego que no esperaba que me fuera a gustar.
No es ya que mis esperanzas en este juego fueran nulas después de la espiral descendente de la saga Final Fantasy, que iba de mal en peor, sino que directamente había decidido que no lo pensaba ni jugar, ya que tenía una pinta atroz. Pero el destino siempre guarda un as en la manga, y quiso que mi madre me lo regalara por navidades (allá por 2003). Y claro, por no hacerle el feo, me vi obligado a jugarlo.
Pues bien, la verdad es que fue una sorpresa muy agradable. Es verdad que rompía con algunas cosas (por ejemplo, se cargaba el mapamundi), pero en general me pareció mucho más fiel a la saga de lo que habría esperado en un principio, y cosas que a priori me echaban para atrás, como el minijuego del Blitzball, me acabaron enganchando, y al final le metí muchísimas horas.
Los personajes, que por diseño no me convencían mucho, me acabaron entrando (sobre todo el malo, a pesar de que era un refrito de los anteriores), y también me gustó mucho (aunque esto no era de extrañar) la música, y me resultaba simpático el sistema de avance de personajes. Asi que al final, por la tontería, sin parecerme uno de los mejores Final Fantasy, acabó siendo al que probablemente más horas le haya acabado metiendo. Y ahora, por pura añoranza, me lo he acabado cogiendo para Steam, a pesar de tenerlo original para PS2.
Dicen las malas lenguas que de este juego salió una secuela, el Final Fantasy X-2, pero me veo incapaz de valorarlo, pues ninguna de las veces que lo empecé fui capaz de pasar de la media hora de juego.
¿Quién me iba a decir que se convertiría en mi pequeño tesoro?
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