La pulsera-llave que ya solo sirve de recuerdo.
Hoy ha sido la última vez que he ido al gimnasio al que estaba apuntado. No es que me vaya descontento, pues aunque reconozco que el ejercicio físico no es una de mis actividades favoritas para el tiempo libre, me venía muy bien al estar al lado de casa y el precio era muy barato. Concretamente 500 euros por dos años.
Y esa ha sido la clave, que se me termina la permanencia, y ante mi futura mudanza ya no me pillará tan cerca, por lo que iré buscando otro gimnasio.
Así que hoy acaba una era del sudor, otra nueva empezará.
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