¿Volveremos a encontrarnos, Frontón Mimetiz?
4 día de auténtica locura, poniendo fin al trabajo que hemos desarrollado durante meses. Noto cierto paralelismo con las representaciones de las obras teatro, en tanto a que es "hemos dedicado mucho tiempo a esto, y ya está, ya ha terminado. Lo siguiente que hagamos ya será una cosa nueva".
Agotado tras el trajín, y con la siempre agridulce sensación que queda por las cosas que podrían haber sido mejor, dejaré la crónica para mañana y me centraré en las sensaciones, con esta carta abierta a quienes han compartido conmigo la locura de organizar #omicron2019.
Ya está. Ya hemos cerrado el frontón y ya hemos dejado las cosas en la lonja, nos podemos ir a casa. Este año ha habido un montón de cosas que tal vez no han salido como nos hubiera gustado y durante momentos casi hemos sucumbido, y a veces sin casi, al estrés y el cansancio. Montar esto nos ha costado muchísimas horas, muchísimo esfuerzo y a veces dejar de lado otras cosas que son importantes. Es algo que también a veces ha podido generar roces, malos rollos o enfados, porque alguien no haya respondido de la forma que se esperaba, o también contra nosotros mismos (y en esto me incluyo), por no haber sido capaces de dar siempre la respuesta adecuada a las cuestiones que han ido surgiendo.
También es normal pensar "esto es demasiado esfuerzo, no vale la pena, el año que viene paso". Es normal, tanto que lo contrario sería más raro. Es algo que hacemos por amor al arte, y que a priori no nos proporciona más que gastos y quebraderos de cabeza.
Pero entonces piensas y es cuando te das cuenta de que esto que hacemos es muy grande, de que hemos convertido las Ómicron en algo que para mucha gente es importante, una fecha marcada en rojo en el calendario y un evento que esperan con ilusión. Creamos un espacio que supone un oasis en la vida de mucha gente, igual que a nosotros nos suponen un oasis otras jornadas que montan otras asociaciones. Una parcelita importante en la vida de algunas personas. Personas que vienen año tras año a las jornadas, jornadas que hacemos en Abaco. Y eso, si lo pensáis, es la hostia.
Vale, no han sido las jornadas perfectas, ni lo van a ser nunca, pero son nuestro sueño, un pequeño sueño que hemos hecho realidad.
Y quienes me leéis, y habéis portado el chaleco azul estos días, gracias por haber compartido este sueño y sobre todo gracias por haber compartido la aventura de hacerlo llegar a tanta gente.
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