Ahí había una bañera.
La primera regla del club de la ducha me la voy a saltar ahora mismo, hablando de ella, pues mi casa entra desde hoy a formar parte del club de las casas que han cambiado la bañera por un plato de ducha.
Lo de la bañera tiene su encanto cuando se es niño (o se tienen niños), lo que no es mi caso, y lo de bañarme con mi tamaño suele ser complicado. Además, era una bañera ya vieja, que hacía muy a sucio y afeaba mucho el baño. Un baño que con esto gana mucho en imagen.
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