El cartel nos deja claro el género de la película.
El Western es un género del cine que se ambienta en el Oeste americano, más o menos en la segunda mitad del S. XIX. Pero no siempre, pues esta película se desarrolla en la España de 1944, nos cuenta una historia de maquis y cumple con la mayoría de convenciones del género, y es además lo que pretende, así que no cabe sino calificarla como tal. Sordo es un Western (o, como se decía antes, una de indios y vaqueros).
Anselmo es un miliciano que lucha contra el régimen de Franco, confiando en restaurar el Gobierno legítimo y desterrar a los golpistas (cosa que, lamentablemente, no pasó) y en una operación militar en la que casi todo su grupo acaba muerto, se queda completamente sordo a causa de una explosión que le pilla muy cerca.
Tiene que ser un forajido, intentando sobrevivir y tratando de liberar a un compañero superviviente, mientras debe sobreponerse y acostumbrarse a convivir con su recién adquirida sordera, en una historia de mucha violencia, persecuciones a caballo. Y también mucho silencio, ya que cuando vemos el mundo a través de sus ojos, la película no tiene sonido.
Malos muy malos, algunos casi caricaturizados, con momentos muy exagerados, como la francotiradora rusa, que para demostrar lo mala que es, mata por matar, incluso militares franquistas, y a nadie parece importarle. No sé cómo será ese personaje en el cómic en el que se basa la película, pero aquí quedaba demasiado exagerado. Tampoco me termina de convencer, por quedar demasiado forzada, la relación romántica que introducen, que parece metida con calzador y sin ganas (pausa para chistecitos).
Por lo demás, una curiosa película de acción, que saca el Western de su hábitat natural y se desenvuelve con bastante soltura y sobre todo mala baba.
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