A veces lo traigo gordo, a veces lo traigo fino.
Para evitar disgustos, decidí que me tomaría esta película como algo completamente ajeno al Joker de los cómics de DC, pues la estética me habría sacado completamente de la película. Por eso, fui a verla como una película que se llama Joker como podría haberse llamado Fofito. Sencillamente la historia de un payaso que se vuelve loco y la lía petarda.
Es verdad que tiene más cosas del cómic de las que me había imaginado, pero no me convence nada que por una parte rompan la estética icónica del personaje del cómic y por otra que se carguen el misticismo de la identidad y el origen del príncipe payaso. Pero claro, hacer una película sobre el origen del personaje sin contar nada del origen del personaje era encajar demasiados bolillos, de modo que no quedaba sino inventarse cosas.
Tiene momentos que me han gustado mucho, muy de Joker (la resolución de la escena de la entrevista, por ejemplo), y la verdad es que me gusta el papel de Joaquin Phoenix, aunque a ratos se notaba demasiado que quería emular las Taxi Driver y El Cabo del Miedo de su compañero de reparto Robert De Niro, pero en general muy bien, jugando con lo gestos, los andares, las miradas y esa insoportable risa. Era irritante, pero es lo que toca.
Sin embargo, pese a esos puntos positivos y la labor de Phoenix, la película se me ha hecho en general bastante insípida, con algunos momentos incluso aburridos, y no me ha parecido, ni por asomo, esa gran película de la que nos hablaban. El desenlace, con la conversión final de Arthur en el Joker bien, pero el nudo de la película, puf... Del montón y gracias.
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