martes, 8 de octubre de 2019

Llega Nahui Olin

Llega junto con su pantalla.

Además de ser el seudónimo de la artista mexicana Carmen Mondragón, Nahui Olin es el quinto sol según la mitología precolombina de México (diría azteca, pero me arriesgaría a caer en imprecisión terminológica) y el título del nuevo juego de rol del maestro Ricard Ibáñez, decano del rol en España, autor del glorioso Aquelarre y un tipo grande, tanto en lo metafórico como en lo físico, cuya cultura y simpatía hacen que me alegre de tener la suerte de conocerle en persona (aunque siempre me mate en las partidas de rol, pero ese ya es otro cantar).

Hecha la pelota a Ricard (aunque en verdad digo que el halago es sincero y que me ilusiona tener este libro entre mis manos), he de decir que es pronto para juzgar el libro, pues apenas he podido hojearlo un poco y he echado la vista a poco más que las reglas (son demasiado "vieja escuela" para mi gusto, pero no me pilla de sorpresa). El arte y la maquetación son espectaculares, y el estilo de escritura, como de costumbre, ágil y ameno. Espero con ansia llegar a la parte de ambientación histórica, que a buen seguro será como disfrutar de una buena enciclopedia.

¿Y de qué va Nahui Olin? Podría decirse que es la continuación espiritual de Aquelarre, ya que aquel nos lleva a la España de mediados del S. XIV, con sus demonios y su brujería, mientras que aquí el reloj salta un par de siglos y nos lleva al descubrimiento y conquista de América. Pero por lo que he ido viendo, las diferencias son suficientes como para que Nahui Olin tenga entidad propia, y ya las reglas son muy diferentes a las de Aquelarre. Comparte que usa el sistema de porcentajes (no podía ser perfecto), pero simplifica algunos aspectos, como la gestión de habilidades, y abstrae algunos conceptos, introduciendo también algo parecido a puntos de drama y en general, abriéndose tímidamente a moderneces de juegos de rol más actuales.

La magia y el bestiario (aquí no puedo hacer un análisis demasiado profundo, que sin haberlo leído sería muy de cuñado) también resultan bastante distintas, aunque solo sea porque, obviamente, bebe de fuentes distintas. Aquí no parece que vayamos a ver sicarios de Agaliarepth, males de ojo o demonios de Surgaat cazando agentes de la Fraterntias Vera Lucis.

Escribiría más pero me lo estaría inventando, así que ahora a leer, y si disfruto este libro un 1% de lo que disfruté leyendo una y otra vez Aquelarre, la compra habrá merecido la pena.

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