Ahora a por la tercera.
La secuela de El guardián invisible me ha gustado bastante más que la primera, pues me da la sensación (sin haberlo leído) de adaptar mejor el libro, entre otras cosas porque aquí la historia se entiende bastante mejor.
La historia continúa con misteriosos asesinatos en Elizondo, pequeño pueblo del navarro valle del Baztan, que guardan una íntima relación con la agente de policía Amaia Salazar y su pasado, cosa que se irá viendo durante la película. Es verdad que deja algunos hilos demasiado abiertos, a expensas de ver lo que hacen con la tercera entrega, pero en general funciona bastante bien y se puede disfrutar incluso aunque no se recuerde bien (o no se haya visto, que con mi memoria tanto da) la anterior.
Especialmente meritoria me parece la atmósfera que genera, con esa lluvia sempiterna y esa sensación de agobio de que algo va a pasar en cualquier momento, aderezada con unas actuaciones con oficio (tal vez me sobra un poco el personaje de Sbaraglia, que parece que lanza hilos narrativos de los que nadie tira), destacando a la perturbadora Susi Sánchez en el papel de Rosario.
Lo suficientemente buena como para que ahora tenga ganas de ver el cierre cinematográfico de la trilogía del Baztan.
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