Es metafórico, claro. A veces vamos solo con traje.
La estabilidad laboral del funcionario está muy bien, pero llega un momento en el que uno se aburre de la monotonía y toca cambiar de aires. Y no soy alguien hecho para conformarse con un horario de oficina y un previsible sueldo que permanece prácticamente invariable mes a mes, siempre el mismo día.
No estudié una carrera para esto, y mis ambiciones son otras, y aunque reconozco que estos años de administrativo han estado bien, ya es hora de abrir las alas y expandir nuevos horizontes que me permitan cumplir con mis verdaderas aficiones. Este lunes fui al Colegio de abogados, rellené los papeles y ayer me colegié de nuevo: vuelvo a ser abogado.
Me daba un poco de miedo que haber estado tanto tiempo fuera del circuito me hiciera estar oxidado, pero cojo los libros con más ganas que nunca y la motivación de saber "joder, esto es lo que quiero hacer". Además no estoy solo en esta aventura, pues antes de lanzarme a lo loco eché currículum a varios grandes despachos y uno de ellos, de momento no puedo decir cuál, me hizo una oferta ilusionante y el día 2 empiezo ya a darlo todo. De hecho, esa misma semana ya tengo señaladas tres vistas, por lo que me pasaré la nochevieja estudiando. Pero no pasa nada, pues estaré haciendo algo que realmente me apasiona.
El proceso selectivo fue duro, pero mi experiencia estos años en la Administración, y sobre todo mi cuenta de Twitter, con más de 20.000 mensajes, convenció a los asociados del despacho de que soy lo que necesitan.
Así que, pediré la excedencia en Diputación, me compraré un par de trajes nuevos y... ¡a disfrutar de esta nueva y emocionante aventura!
Te deseo lo mejor en esta nueva etapa
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